MISCELÁNEO XXIX. EL KARMA: LO ESOTÉRICO Y SU RELACIÓN CON OCCIDENTE

EL KARMA: LO ESOTÉRICO Y SU RELACIÓN CON OCCIDENTE


Por Beatriz Santos Dieguez


El Karma puede ser pensado como un libro de recuentos cósmico: 
todas las acciones que haces, buenas y malas, se registran.


Karma



Antes de abordar con más profundidad este concepto es bueno tener en cuenta que la idea del  Karma es muy antigua, proviene de Asia, donde nació hace miles de años. Tiene su origen en el sánscrito y su significado viene a ser algo así cómo acción o hecho.

Por muchos seguidores de sociedades esotéricas, el Karma se considera una energía invisible que se deriva de los actos realizados por las personas. Desde el punto de vista religioso, el Karma es la energía trascendente que se desprende de cada una de nuestras acciones, ya sea de obra, palabra o pensamiento. Energía que tarde o temprano se nos devuelve.

Karma


En la filosofía budista,  el Karma se define como el juez de nuestros actos, los cuales acumulan una deuda de consecuencias que tarde o temprano debemos pagar. En otras palabras: Todo lo bueno y todo lo malo que hayamos hecho en la vida tendrá sus consecuencias en esta vida o en la próxima. Y es que el Karma se basa en la idea de que en cada reencarnación influyen los actos realizados en las vidas anteriores.

Según algunas de las Leyes del Karma y el Dharma (Ley Esencial y Ley del Cambio), cada una de las reencarnaciones de las personas quedará condicionada por los actos realizados en sus vidas pasadas.

KarmaMuchas personas resumen el Karma en “quien la hace la paga”.

En el budismo no existe un Dios creador de leyes para que sean cumplidas. En general, para este tipo de filosofía las leyes parten de la naturaleza, y naturalmente se da opción a cada individuo para seguirlas o no.

Para los budistas, el Karma es la reverberación de nuestras acciones a lo largo del tiempo y del espacio. Cuando un individuo elige actuar de una forma en particular basándose en su libre albedrío, su acción tiene efecto en la humanidad como un TODO.

KarmaLa idea de abnegación, que en ocasiones se asocia con la compasión budista es en realidad una abnegación divina en la que se implican simultáneamente dos personalidades: la pequeña personalidad del  individuo y la gran Personalidad de la existencia colectiva. Esta antigua creencia se ajusta a la perfección a nuestra percepción colectiva de que cada individuo humano es una célula consciente dentro del cuerpo de la humanidad, que debe actuar tanto en beneficio propio como de todo el sistema.

Piensa, por un momento, en las células de nuestro cuerpo, en ellas hay implícito el desarrollo de una tecnología  tan o más sofisticada que aquellas derivadas de las ciencias modernas.


No es cuestión de rechazar la tecnología que ha traído a nuestras vidas innumerables beneficios y regalos y es un elemento inherente y fundamental de la evolución, sino de tener en cuenta otras realidades que también nos constituyen y permiten comprender mejor el funcionamiento de ciertos conceptos que teníamos en nuestro recuadro de lo esotérico.

La verdadera sabiduría que amanece en nuestros días es la comprensión de que la ciencia desprovista de espíritu está limitada.

Karma

Debemos honrar y reconocer los progresos tecnológicos de la humanidad. No obstante, es más importante aún abrazar nuestro poder de compasión, tanto el individual como el colectivo, a fin de utilizar la tecnología de una manera más sabia y con la debida humildad.

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