LINEA PSICODINAMICA L. AUTOESTIMA SANA
AUTOESTIMA SANA
Por Beatriz Santos Dieguez
Nuestra autoestima
es nuestra mayor defensa.
La
autoestima es la evaluación y valoración perceptiva de nosotros mismos.
Puede ser positiva, negativa o
simplemente sana.
Conlleva una serie de percepciones, pensamientos, comportamientos
y evaluaciones respecto a nuestro comportamiento, carácter, rasgos físicos,
etc.
Se caracteriza por manifestarse en diferentes niveles que
varían en cada persona y de la etapa de la vida en que esta se encuentre. En
una misma persona pueden convivir diferentes niveles de autoestima, por
ejemplo, puede tener una buena autoestima en su realización laboral, y una baja
autoestima en sus relaciones personales.
Los
niveles de autoestima pueden oscilar entre positivos altos y negativos bajos.
Ninguno de los dos extremos es saludable.
Autoestima
grandiosa----Autoestima
Sana----Autoestima baja
La autoestima
elevada exageradamente (grandiosa) implica (en la inmensa mayoría de los casos)
una distorsión de la percepción que el
sujeto, la persona, tiene de sí mismo, llevando aparejado determinados
trastornos de personalidad como el narcisismo,
entre otros.
Una autoestima muy baja va a influir negativamente en otros aspectos de
la vida, pudiendo desembocar en trastornos de ansiedad, depresión etc.
La Autoestima Sana es una actitud de apertura hacia las críticas que
nos ayuda a mejorar personalmente. Al valorarnos y aceptarnos, la crítica será
un gran estímulo para avanzar en lugar de un estímulo negativo que nos hunda en
la tristeza y sentimientos de incapacidad.
La
autoestima, aunque es un concepto que ha traspasado el
ámbito exclusivamente científico para formar parte del lenguaje popular, es un concepto psicológico que se forma
en base a las emociones de la
persona, donde la racionalidad tiene
poco o nada que ofrecer.
Dicho concepto varía en
función del paradigma o línea psicológica en que se observa.
Desde el Psicoanálisis, la autoestima está relacionada con el Ego, y visto sin más, podría presentar
una paradoja con el budismo, en el
que el Ego es una ilusión de la
mente. Paradoja o pseudoparadoja en la que, por cuestión de espacio, hoy no
vamos a entrar.
El
conductismo, al centrarse en conceptos como estímulo, respuesta, refuerzo, aprendizaje…
la autoestima, al no poder ser
medida en laboratorio, no tiene sentido.
Es la Psicología Humanista (nacida
alrededor de los años sesenta del siglo XX), también llamada “La Tercera fuerza”, la que aborda el concepto de Autoestima: Todo ser humano, sin
excepción, por el mero hecho de serlo, es digno del respeto incondicional de sí
mismo y de los demás seres humanos.
“Todo
ser humanado merece estimarse y que se le estime”
Abraham
Maslow considerado el padre de la Escuela humanista (por ser el primero en
teorizar en el ámbito académico una
teoría de la motivación humana),
describe la autoestima de una manera
en que hoy más o menos todos conocemos o hablamos de ella.
Para él, la
autoestima es la necesidad de
aprecio que todos los seres humanos, por el hecho de serlo, tenemos.
Esta necesidad de aprecio es en dos direcciones: 1.- De uno hacia sí
mismo (confianza, amor propio, suficiencia etc.); 2.- y de la que proviene del
respeto y la estimación que se recibe de otras personas (conocimiento,
aceptación, etc.).
Esa necesidad de aprecio nada tiene que ver con la
necesidad de renombre, adulación o celebridad.
Para
Abraham .Maslow, desarrollar una autoestima equilibrada permite a la persona la autorrealización y una
vida plena.
Carl
Roger, otro de los grandes representantes de la Psicología Humanista y, quien demostró
científicamente que la empatía lograba
producir cambios terapéuticos, demostró
que la raíz de los problemas de muchas personas están originados en el
desprecio y la falta de consideración hacia otros seres humanos.
La
autoestima Sana es la capacidad que tiene una persona para valorarse, amarse y
aceptarse a sí misma.
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