LÍNEA PSICODINÁMICA LIV. EL BUEN AFECTO. HERRAMIENTAS BASICAS PARA SU DESARROLLO
EL BUEN AFECTO
HERRAMIENTAS BÁSICAS PARA SU DESARROLLO
Por Beatriz Santos Dieguez
En los niños, la base de un buen desarrollo está en el
afecto que se les da, el cual va a contribuir a la formación del autoconcepto y la autoestima.
El
afecto va a ser muy importante
en cualquier etapa de nuestra vida, pero será fundamental en la infancia.
Cuando los niños son criados sin afecto (sin amor y sin cariño) son adultos potencialmente inseguros e inestables, que tendrán problemas para valerse por sí mismos y relacionarse con los demás, a la vez que suelen enfermar más, porque somatizan el vacio que les llega en algo que llame la atención.
Etimológicamente,
la palabra afecto proviene del latín
affectus,
que podemos traducir como “pasiones del ánimo “o “el estado del alma”.
En Psicología, el afecto tiene un carácter relacional por el que las personas experimentamos emociones de cariño y/o unión hacia algo o alguien.
Hay diferentes tipos de afectos. Vimos algunos en un anterior post sobre el afecto : El afecto positivo, que es el que surge o se da como un impulso de
compartir, el afecto negativo, y el que
afecto plano.
El afecto positivo surge de emociones como la alegría.
El afecto negativo, es la expresión del miedo, la rabia a o la vergüenza; que a su vez, surgen de una amenaza (por diferentes situaciones) o a la insatisfacción debida también a diferentes situaciones, una de las cuales puede ser no haber conseguido algo que se había deseado. Su manifestación se puede expresar mediante miradas congeladas, sollozos, cara pálida o roja, cabeza baja, etc.
El afecto plano, que surge bajo circunstancias que causan estupor,
entusiasmo o mucho dolor, es aquel que no
tiene manifestación visible. En
Psicología, cuando la persona solo es capaz de mostrar una gama limitada de
afectos se le denomina afecto limitado o
restringido.
Un caso severo del afecto restringido es el afecto lábil, que es cuando las
reacciones ante emociones son casi ausentes, como sería el caso, por ejemplo,
de que la persona recibe la noticia del fallecimiento de un ser muy querido y
su reacción es apática o inexistente.
Es un afecto, que no se adecua a la situación que se está viviendo.
Denominamos afecto neutral aquel que en situaciones
de desconcierto o sorpresa se canaliza a través de acciones voluntarias aprendidas, como besar o abrazar, independientemente
de que estas sean o no las apropiadas a la situación del momento.
Un afecto amplio es aquel en el que aparece una amplia gama de
acciones y emociones como la alegría,
también la tristeza, la rabia, el miedo….
Este tipo de afecto es el que poseen aquellas personas a las que se les considera psicológicamente estables. Siendo este tipo de afecto el más
saludable y necesario para nuestros niños, aunque no siempre es fácil tenerle
en plenitud en la crianza de los hijos,
puestos que la madre y/o cuidadora, pueden estar pasando por momentos difíciles
en su propia vida.
Cuanto más pequeño es el
niño, por ser más dependiente del adulto, también lo es más demandante. El adulto debe buscar actividades para los
momentos en que necesite atender estas demandas del pequeño para proporcionarle
la seguridad que necesita.
Cuando el bebé está en la
barriga de la mamá, el afecto
envuelve a madre e hijo, a ambos.
Cuando nace, el afecto son los brazos de la mamá (además del resto de atenciones y cuidados) y el
lenguaje corporal de ella.
Conforme el niño va
creciendo y desarrollándose, el afecto
debe permanecer constante y con límites,
pero siempre debe estar presente.
En los primeros años de vida, el afecto que los adultos sensibles van a verter sobre el niño va a ser una pieza
fundamental en el desarrollo de sus habilidades, proporcionarles la protección y motivación que necesitan y facilitándoles su autonomía,
así como mayores oportunidades para
afrontar el mundo que les rodea.
Hay una serie de herramientas básicas que pueden
guiarnos a los padres y/o cuidadores en la crianza de nuestros niños, que nos
van a permitir hacerles saber lo que pasa y que lo entiendan.
Estas son:
-Hablarles.
-Abrazarles.
-Mirarles.
-Acompañarles.
Se pueden aplicar en todo
momento, y van a contribuir a fortalecer las respuestas del niño frente a situaciones de estrés. Siendo aplicables
incluso en situaciones de pataletas que todo niño tiene en algún momento.
Cuando el niño esté en un
momento de estrés, molesto e incluso cuando tiene una pataleta es importantísimo:
hablarle con voz calmada, abrazarlo, mirarlo a los ojos sin juzgar y acompañarlo hasta que se calme.
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