MISCELÁNEO LIX (59). LA RABIA: INHIBICIÓN (SOMATIZACIÓN) VERSUS EXPRESIÓN (IRA O ENFADO)
LA RABIA: INHIBICIÓN (SOMATIZACIÓN) VERSUS EXPRESIÓN (IRA O ENFADO)
Por Beatriz Santos Dieguez
La Rabia desencadena una revolución en nuestro
organismo (desequilibrio de hormonas y neurotransmisores, modificación del
ritmo cardiaco y la presión sanguínea, etc.,) que nos conduce
a actuar.
Encontrar la mejor manera
de realizar esta actuación, este movimiento, va a contribuir a ayudarnos a reequilibrar muchas constantes
que se han desestabilizado.
Experimentamos Rabia a lo largo de nuestra vida ante
distintas situaciones.
Ya desde la infancia,
cuando las cosas no salen como deseamos o/y ante afrentas de cualquier tipo
como puede ser un gesto, un insulto, o simplemente cuando creemos llevar razón
y sentimos que nos la quitan, sentimos rabia.
LaRabia es una emoción primaria, presente en todas las
personas y uno de los motivos habituales que lleva a consulta (ya sea por su
inhibición o por su expresión inadecuada) ya desde el comienzo o durante el proceso de la misma.
Aparece cuando sentimos que estamos siendo amenazados
o tratados injustamente. Es decir, se trata de una emoción activa, y, por tanto nos mueve
a realizar una acción.
En algunas ocasiones |
Como toda emoción, su efecto es pasajero y limitado en el
tiempo, pero las consecuencias negativas que se producen al sentirla
pueden extenderse en el tiempo, de ahí la importancia de una gestión
adecuada de la misma.
Al ser una emoción que en ciertas clasificaciones aparece como negativa se ha convertido en mucho de
nosotros en una emoción prohibida cuya
expresión inhibimos. Dicha inhibición (falta de expresión) aboca a
otro tipo de problemas como son las somatizaciones (Síntomas fisiológicos sin origen físico identificables).
¿Por
qué inhibimos su expresión?
Las causas más comunes suelen ser las
siguientes:
2.-El temor a perder el control al expresarla.(Ira, furia, cólera)
3.-Miedo
ante el recuerdo de parecernos a alguien cuya manera de expresarla nos disgustaba.
Expresar
la rabia es un ejercicio de inteligencia emocional que nos permite reconocer esta emoción y aprender a gestionarla para aumentar nuestro propio bienestar.
Un ejemplo de protocolo de actuación para liberar la
rabia está constituido por la siguiente
secuencia:
1.-Identificación.
2.- Aceptación.
2.-Expresión de la rabia.
Podemos identificar la Rabia intentando poner
palabras a las sensaciones que nos
produce, centrándonos en nuestro cuerpo:
¿Dónde noto la tensión? ¿En qué parte
del cuerpo? ¿De qué manera?
Para ello, utilizar técnicas de meditación Mindfulness van a ser de
mucha utilidad.
-¿Qué
es lo que me ha ofendido? ¿Un
gesto, un comentario, la indiferencia?.
-¿Qué
significado tiene eso para mí? ¿Me ha faltado al
respeto, me está insultando, no significo nada para el/ella?
-¿Realmente
es importante para mí?
-¿Lo
que siento en este momento me recuerda a alguna experiencia desagradable
pasada? Esta interrogante es muy significativa ya que, a veces,
es más importante lo que remueve en nosotros ese proceder del otro, que lo que otra persona dice o hace, o lo que
el acontecimiento implica en sí mismo.
Aceptar
es asumir la responsabilidad de que es nuestra la emoción, ya que la
tendencia más fácil es echar las culpas hacia fuera, hacia las otras personas o
circunstancias.
En definitiva, aceptar es ser
conscientes de lo que sentimos, sabiendo que los sentimientos y los pensamientos
que la acompañan son nuestros e irracionales muchas veces.
Ser
conscientes va facilitar permitir sacar la rabia
siendo dueños de la situación.
Una vez identificada y aceptada, podemos expresarla, (sacar la rabia fuera) hablando directamente con la persona en
el tono adecuado.
Sentirse
enfado por algo que
consideramos injusto forma parte de la vida, la convivencia y la
socialización. Expresarlo de manera
adecuada es fundamental. Cuando lo hacemos desde “lo que yo siento y mis necesidades” exonera al otro de
culpabilidad y nos da la oportunidad de dejar claros cuales son nuestros límites y necesidades.
Quedarse con la rabia sin
exteriorizarla es como una herida a la que no prestamos atención. La herida puede infectarse. La rabia puede invadir nuestro cuerpo con somatizaciones.
Ocurre, y más
frecuentemente de lo que nos gustaría, que su manejo se nos escapa de las
manos, manifestándola a través de explosiones violentas mediante la Ira o sus hermanas la furia o la cólera. Dichas
expresiones hablan más de nosotros
mismos y de cómo reaccionamos ante situaciones determinadas que de
soluciones y expresiones adecuadas de nuestras emociones.
La
tensión que genera la
rabia, en muchas ocasiones, nos impide tener una charla neutral donde
exponer lo que queremos y sentimos de
forma tranquila y sin pasarnos. En estos casos es aconsejable rebajar primero la carga emocional para
poder transmitir de manera correcta
aquello que nos ha molestado.
Cada persona ha de
encontrar la manera adecuada de expresar
esta emoción que causa, como venimos viendo, problemas bien por su retención
crónica, bien por su expresión
exagerada. En ocasiones es necesario realizar
primero actividades que nos permitan
rebajar la tensión, como puede ser
realizar ejercicio físico, golpear un cojín, gritar (en un lugar en que nuestra
intimidad esté garantizada), tomar distancia dando un paseo, sentarnos a respirar, u otras actividades como
dibujar, escribir, etc.
Dos habilidades que
contribuyen a un buen manejo de de esta emoción (y prácticamente de casi todas)
son la empatía y sobre todo la asertividad.
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