MINDFULNESS XCIX (99). ACTITUD Y APTITUD
ACTITUD Y APTITUD
Por Beatriz Santos dieguez
Tanto por su fonética (en
Español suenan parecido cuando los pronunciamos) como por su semejanza escrita,
con frecuencia, confundimos los términos Actitud
y Aptitud. Sin embargo, la diferencia entre ambas es evidente.
La
actitud es un
comportamiento interno, propio de la
persona. Tiene que ver con el temperamento
o predisposición de la persona para responder ante situaciones, personas u
objetos de manera consistente.
Se considera una variable importante para predecir conductas.
Tiene sus bases en
factores biológicos, emocionales y del
sistema de creencias, pudiéndose accionar por un estimulo concreto o
generalizado. Además puede reforzarse de manera positiva o negativa de acuerdo
a la experiencia.
A través de las actitudes
que las personas exhiben podemos ver
como estas procesan la información del entorno, permitiéndonos visibilizar sus
creencias y escalas de valores.
La
mayoría de las actitudes quedan claramente a la vista ajena,
pero las que no se ven, se manifiestan
en cómo la persona afronta determinadas tareas, justifica sus actos, o
tiene su autoestima.
La
Aptitud es la valía, habilidad
o capacidad de una persona para realizar adecuadamente una determinada
actividad, función o servicio. Está relacionada
con las habilidades.
Como vemos la Aptitud tiene que ver con las habilidades, pero no son sinónimas,
existiendo, por tanto, una diferencia
entre ambas que expongo a continuación.
La
Aptitud es la capacidad innata de la persona, la cual se manifiesta desde la
infancia para desarrollar de forma adecuada una actividad o tarea determinada.
Por su parte la Habilidad es
el desarrollo de dicha aptitud,
adquirida por el aprendizaje y/o la práctica con el paso del tiempo.
La diferenciación de los
términos Actitud y Aptitud nos ha llevado u un tercero: habilidad. El fin de esta especificación es
ponernos en disposición de trabajar con estos términos de la manera lo más adecuada posible.
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