LÍNEA PSICODINÁMICA XLIII (43). TRASTORNO DE SOMATIZACIÓN. SOMATIZACIONES.
TRASTORNO DE SOMATIZACIÓN. SOMATIZACIONES
Por Beatriz Santos Dieguez
Suelen ser personas que consumen
muchos recursos sanitarios por la solicitud de estudios y pruebas de interconsultas a especialistas.
-Síntomas genitourinarios: disuria
(dificultad o dolor en la evacuación de la orina), prurito (picor que se siente en una parte del cuerpo o en todo él
y que provoca la necesidad o el deseo de rascarse; es un síntoma de ciertas
enfermedades de la piel y de algunas de tipo general), dispareunia (es un coito doloroso, tanto en mujeres como en hombres.
Abarca desde la irritación vaginal postcoital hasta un profundo dolor).
Las formas habituales de somatización
suelen ser dos: agudas y crónicas:
Por Beatriz Santos Dieguez
El
Trastorno de Somatización es un diagnóstico psiquiátrico
aplicado a pacientes quienes se quejan crónica y persistentemente de varios
síntomas físicos que no tienen un origen físico identificable.
La explicación etiológica
(estudio del origen o causas de las enfermedades, en medicina) común que se da a este trastorno es que son conflictos psicológicos internos que al
no ser expresados aparecen o se convierten en síntomas físicos.
En realidad, lo que ocurre
es que al no poder el paciente enfocar y solucionar ese conflicto psicológico o
al trata de desviarle (reprimiendo la emoción y el dolor que le produce) para
distraer la atención, esta se centra en el cuerpo y sus órganos de manera
inadecuada.
En la actualidad, las somatizaciones están incluidas en
los dos principales sistemas de
clasificación de las enfermedades (la
CIE-10, Clasificación Internacional de las enfermedades, y en el
DSM-5 Manual Diagnostico y estadístico de los Trastornos mentales editado por la asociación estadounidense de
psiquiatría APA) dentro de los Trastornos Somatomorfos.
El
Trastorno de Somatización es
un diagnóstico psiquiátrico aplicado a pacientes quienes se quejan crónica y
persistentemente de varios síntomas físicos que no tienen un origen físico
identificable.
Es necesario descartar toda enfermedad médica para
llegar a su diagnóstico, lo cual resulta complicado porque atribuir un
síntoma físico a un trastorno psiquiátrico o psicológico no es fácil.
Resulta,
por tanto fundamental realizar una exploración clínica que permita llegar a conclusiones razonables de que no hay una enfermedad física, además de
transmitir al paciente una
seguridad de que sus quejas son tenidas en cuenta.
Los síntomas más frecuentes que presentan estos pacientes son los musculoesqueléticos seguidos de la astenia (debilidad o fatiga general que
dificulta o impide a una persona realizar tareas que en condiciones normales
hace fácilmente) y la fatiga, además
de una amplia variedad de ellos que afectan a diferentes órganos:
-Síntomas generales como astenia, cansancio.
-Síntomas musculoesqueléticos: dolores generalizados, cervicalgias,
etc.
-Síntomas gastrointestinales: dolor y distensión abdominal, gases,
diarrea, estreñimiento.
Síntomas
cardiorrespiratorios: palpitaciones, dolor torácico, sensación
de falta de aire.
-Síntomas
neurológicos como cefaleas, mareos, debilidad muscular,
alteraciones de la visión o de la marcha.
-Las somatizaciones agudas se dan en personas con un nivel de adaptación normal en las que
se presenta un estrés Psicosocial extra, lo cual avoca a presentación de
síntomas somáticos. Es aconsejable que la persona tenga una orientación adecuada,
pues de lo contrario puede llegar a cronificarse.
-Las somatizaciones crónicas se da en personas con un nivel previo de
adaptación insatisfactorio y con algún problema de personalidad, que presentan
desde hace tiempo (un mínimo 6 meses) múltiples síntomas físicos inexplicables
que les producen mucha incapacidad.
El concepto de somatización tiene tres componentes:
-Experiencial: los síntomas que experimenta el sujeto.
-Cognitivo. La interpretación
que el paciente hace de sus síntomas, que normalmente es dentro de una enfermedad
grave no detectada.
-Conductual. La persona busca un diagnóstico y un tratamiento médico
de forma persistente, teniendo un historial con múltiples pruebas
complementarias con resultados negativos, diagnósticos poco claros y
tratamientos de baja utilidad terapéutica.
En los trastornos de somatización la empatía y
la flexibilidad (estando al tanto de las experiencias personales y sociales del
paciente) del médico que los atiende son tan importantes como explorar los
síntomas o recoger la evolución natural y la comorbilidad (presencia de uno o
más trastornos o enfermedades) psiquiátrica
derivadas del trastorno (contacto con otros médicos), etc.
En el abordaje terapéutico de estos pacientes es muy importante conocer
sus expectativas, utilizando pautas generales de actuación que hayan demostrado
ser eficaces para su manejo, evitando remitir al paciente de manera sistemática
a los distintos especialistas, ya que desde la Atención Primaria (AP) puede
darse un buen manejo. El tratamiento
farmacológico ocupa un lugar
secundario, salvo si coexiste con otra enfermedad psiquiátrica o psicológica.
Siendo recomendable el tratamiento
psicológico.
Dentro del tratamiento
farmacológico los antidepresivos son
los aconsejables, y dentro de ellos los
Tricíclicos, comenzando por dosis bajas, siendo los antidepresivos selectivos de la recaptacón de serotonina (ISRS) más útiles para los trastornos hipocondriacos y dismórfico
corporal. Debiéndose evitar la administración de analgésicos opioides y
medicaciones potencialmente adictivas.
La psicoeducación, sobre cómo influyen las situaciones estresantes y los problemas psicológicos en la
percepción de cómo nos encontramos.
La
psicoterapia que ayude al paciente a desarrollar estrategias alternativas
para expresar emociones.
Técnicas
de relajación y meditación. Y otras técnicas como las técnicas
de reatribución de Golberg (para pacientes somatizadores leves).
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