MISCELÁNEO CXI. LA OPINIÓN PÚBLICA
LA OPINIÓN PÚBLICA
Por Beatriz Santos Dieguez
Nuestra realidad es una consecuencia de representaciones, imágenes simbólicas y esquemas mentales.
El concepto Opinión pública se utiliza en investigación, en artículos sobre el gobierno, y en explicaciones sobre la conducta social humana, tanto desde el punto de vista científico como desde cualquier otro.
A pesar de lo problemático, por
lo difícil de su delimitación, el concepto de Opinión Pública ha creado, como pocos, un interés social y
político, así como un debate intelectual intenso.
Generaciones de juristas, historiadores, filósofos, psicólogos e investigadores del periodismo se han devanado los sesos intentando formular una definición clara de lo que significa Opinión. Lamentablemente no se ha progresado.
La definición de la Opinión pública como un plano de la vida social constituido por las opiniones que las personas emiten y circulan entre ellas, sería verdadera pero no agota su significado.
La Opinión Pública es un fenómeno comunicativo y psicosocial que depende del contexto histórico y sociocultural en que vivimos.
Los medios de comunicación son uno de los principales formadores de la opinión pública. Estos, realizan un tratamiento de la actualidad que incide en el pensamiento de la sociedad.
Las opiniones se forman como resultado de uno o varios procesos de formación dentro de un proceso social donde intervienen múltiples factores.
Para explicar el Proceso de formación de la Opinión pública se han de tomar en consideración como mínimo tres elementos que le dan forma:
1.-Los sujetos o individuos que opinan.
2.-El objeto o tema sobre el que se opina.
3.-El ámbito o contexto en el que se forma la opinión pública.
A su vez, el Estudio de la Opinión Pública ha de tomar en consideración:
-Lo que opina la gente.
-Cómo formamos nuestros pensamientos acerca de los asuntos públicos.
-Cómo los transmitimos a los demás, y
-Cómo las opiniones que circulan entre las personas llegan a ser una parte sustancial de la realidad social.
Como podemos ver en las noticias, las televisiones prestan mayor atención a determinados temas y, de esta forma, influyen en los patrones mediante los cuales la gente juzga a gobiernos, presidentes, políticos y candidatos.
Iyengar y Kinder (1978) comprobaron que los noticieros (nuestros telediarios) influyen en las prioridades que el público asigna a los problemas nacionales y, que los estándares para juzgar a un presidente o cualquier otro funcionario público pueden estar determinados por el tipo de historias que eligen los noticieros y, consecuentemente, por las consideraciones que se vuelven más accesibles.
Como el público (el ciudadano de a pie) normalmente no tiene acceso directo a la noticia, es decir, al mundo y lo que realmente sucede en él, los medios son los que se encargan de trazar las pistas de relevancia para organizar y decidir cuáles son los temas más importantes que atraen la atención del público.
Los medios de comunicación (cuyo principal objetivo es influir en la opinión pública) nos narran e informan de cómo es el mundo y lo que sucede en él, con el riesgo de que nuestras mentes reproduzcan un mundo distinto al real, “un mundo imaginario”, ya que el mundo real está fuera de nuestro alcance, de la mirada directa de nuestras mentes.
Los medios son los encargados de hacer una construcción de la realidad social que tiene toda la intención de influir en la Opinión Pública.
Mediante la transmisión de la información los medios tienden a reducir la realidad a estereotipos, convirtiéndose los medios de comunicación en poderosas instituciones sociales y socializadoras a través de esos estereotipos.
Una de las maneras, entre otras,
en que los medios influyen es mediante
el énfasis y la frecuencia con que hacen aparecer determinados temas.
El modelo que ha explicado con más éxito los efectos que producen los medios de comunicación de masa y cuáles son sus relaciones con la opinión pública ha sido la Teoría de la Agenda Setting.
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