MISCELÁNEO LXX. OPINIÓN FRENTE A CONOCIMIENTO

 OPINIÓN FRENTE  A CONOCIMIENTO

Por Beatriz Santos Dieguez

El nivel más bajo de CONOCIMIENTO  es la OPINIÓN que tenemos sobre las IDEAS (Platón)

Lo que las personas admitimos como verdad depende de muchos factores y, a veces, al igual que el Conocimiento, es confundida (la verdad) con la Opinión.

La Opinión es engañosa.

Platón ya diferenciaba el conocimiento verdadero de la opinión. Decía que el conocimiento pasa por varios grados de perfeccionamiento que parte de los objetos físicos y llega a las Ideas.

La única forma de tener conocimiento confiable es: observando sistemáticamente, midiendo, experimentando y analizando, lo cual es posible gracias al Método Científico.

Los temas de la verdad y la mentira son más complejos de lo que a primera vista nos pueden parecer.

La verdad es necesaria y se aplica a diversos campos.

Hay verdades:

-Científicas,

-Filosóficas,

-Religiosas,

-Ideológicas,

-Personales, etc.

El grado de validez de todas y cada una de estas verdades es diferente.

Al ser expuestas,  sólo las verdades científicas y filosóficas necesitan el apoyo de un método, es decir, necesitan de evidencias físicas y teóricas. En el caso de la ciencia es el Método científico.

En campos como el  ideológico  o el religioso,  basta con que una figura  de autoridad o popular exprese, diga o escriba algo para que sus seguidores lo crean,  aunque sea incapaz de probarlo. Muchas personas seguidoras están dispuestas a creer lo que transmiten estas personalidades, incluso en contra de toda evidencia, y a pesar de que haya pruebas en contra de lo expresado, dicho o escrito.

Cuando hablamos de una verdad personal, nos referimos a nuestra verdad, que está asentada en nuestras creencias , sean del tipo que fuere, y de nuestros valores.

Cuando hablamos de verdades es bueno tener en cuenta que tal vez lo que estamos haciendo es dar una opinión sobre nuestras ideas, y que estas (las ideas) las tenemos, pero vivimos en las creencias.

 Mantener una postura de escucha hacia las opiniones ajenas demuestra una actitud de respecto primero hacia el otro, pero en segundo lugar y también, hacia nosotros mismos ya que ello nos lleva a reconocer que el conocimiento de las cosas y los acontecimientos es mucho menos banal y más minucioso y profundo que lo escuchado, dialogado y adoptado por nosotros. 

El conocimiento de las cosas es una herramienta puesta al servicio de la humanidad, que lejos  de servir para la pugna y discusiones en beneficio propio, proviene de la confluencia de opiniones, que a su vez ponen en marcha una serie de acciones para llegar a acuerdos en beneficio de la mayoría.

Solo así el conocimiento es válido para salvarnos de crisis y hecatombes.

 Nuestra opinión puede cambiar sin que por ello nuestra esencia se encuentre resquebrajada. Sin embargo, nuestro conocimiento exige de un bagaje solo accesible a quien realmente quiera llegar a él, un bagaje que en muchas ocasiones es abrupto, dando lugar a tropezones que nos permiten indagar y reflexionar para poder comprender los acontecimientos desde una optica diferente y complementaria desde la que partimos.