MISCELÁNEO LXVII. LA COMUNICACIÓN

LA COMUNICACIÓN
Por Beatriz Santos Dieguez

La capacidad simbólica del los seres humanos se despliega en el lenguaje, en la capacidad de comunicar mediante la articulación de sonidos y signos significantes. Provistos de significado. (Homo videns. La Sociedad teledirigida. (Giovanni Sartori)

La Comunicación


Giovanni Sartori (1924 -2017) fue un investigador italiano en el campo de la ciencia política, especializado en el estudio comparativo de la política. Galardonado con el premio príncipe de Asturias 2005 por su trabajo elaborado de una teoría de la democracia en la que ha estado siempre presente su compromiso con las garantías de las libertades de la sociedad abierta.

Giovanni Sartori
Giovanni Sartori

En su libro Homo videns (1997) G. Sartori se posiciona en contra de la televisión por considerarla mala para la política y para la ciudadanía.

Conocedor tanto de la política como de las corrientes de influencia que ella conlleva realiza un barrido  por la historia a través de la cultura y los medios que hicieron y hacen posible la misma, saliendo la televisión demoledoramente desfavorecida en esto del transmitir.

La palabra

“Al principio fue la palabra” (Evangelio de San Juan). Hoy diríamos “al principio fue la imagen”·,y con la imagen que destrona a la palabra, se asedia una cultura juvenil…. Y continua en una de sus páginas “el niño que ha crecido ante un televisor se convierte en adulto, sí, pero a la fuerza, se trata de un adulto sordo de por vida a los estímulos de la lectura y del saber transmitido por la cultura escrita. Los estímulos ante los cuales responde cuando es adulto son casi exclusivamente visuales”.

Evolución medios de comunicación

 Durante todas las épocas y en todas las civilizaciones la comunicación ha sido esencial para el desarrollo de las sociedades.

Las sociedades siempre han sido plasmadas por la naturaleza de los medios de comunicación, mediante los  cuales comunican más que por el contenido de la comunicación.

Hacia finales del siglo XX el homo sapiens  ha entrado en crisis, una crisis de pérdida de conocimiento y de capacidad de saber.

Hasta la invención de la imprenta la cultura de todas las sociedades se transmitía oralmente ya que los textos escritos reproducidos antes de finales del siglo XV eran reproducidos a mano por amanuenses, siendo unos pocos  privilegiados quienes tenían acceso a su lectura.

El progreso de la producción impresa  (entre los siglos XVIII y XIX) fue lento pero constante, culminando con la llegada del periódico que se imprime todos los días: el Diario de Madrid, en España.

Desde mediados del siglo XIX en adelante comienzan a aparecer avances tecnológicos como el telégrafo y el teléfono que permiten la comunicación inmediata.

La Radio
La radio  es el primer difusor de  comunicaciones que a través del sonido de una voz se mete en todas las casas. La radio difunde cosas dichas con palabras, por lo que no menoscaba la naturaleza
simbólica del hombre
El periódico

Los libros, el periódico, el teléfono, la radio, son todos ellos elementos portadores de comunicación lingüística.

El paso del hombre simbólico al hombre vidente acaece con la llegada de la televisión, cambio apoteósico, por el hecho de informarse viendo.

Este cambio que comienza con la televisión modificando la naturaleza misma de la comunicación, pues la traslada del contexto de la palabra (impresa o retransmitida) al contexto de la imagen. El hecho
de ver prevalece sobre el hecho de hablar. La voz del medio o de un hablante es secundaria, está en función de la imagen. La voz comenta la imagen.

La televisión es una novedad radicalmente nueva, muestra imágenes de cosas reales, es fotografía, cinematografía de lo que existe. Modifica la relación entre entender y ver.

Antes de su aparición los acontecimientos se relataban. La televisión nos muestra el relato. Su explicación está prácticamente solo en función de las imágenes que aparecen en la pantalla.

La televisión produce imágenes y anula los conceptos.

 Nuestros niños ven la televisión durante horas y horas, antes de aprender a leer y escribir.

La Televisión

La televisión es la primera escuela del niño (escuela divertida que precede a la escuela aburrida), y el niño es un animal simbólico que recibe su impronta educacional en imágenes de un mundo centrado en
el hecho de ver, absorbiendo indiscriminadamente todo lo que ve (no posee todavía capacidad de discriminación), convirtiéndose con el tiempo en un hombre que no lee.

La palabra es un símbolo que se resuelve en lo que significa, es decir, la entenderemos solo si conocemos la lengua a la que pertenece.

La imagen es representación visual. Para verla basta con el sentido de la vista. Se ve y basta. La imagen debe ser explicada, y la explicación que se da en la televisión es insuficiente. En la actualidad más que integración positiva de la palabra y la imagen lo que hay es sustracción, por lo que el acto se ver esta atrofiando la capacidad de entender.

Es indiscutible que la televisión estimula, entretiene y divierte.

El  hombre como animal que goza y le gusta jugar nunca ha estado tan satisfecho y gratificado en toda la historia. Hasta el siglo XX las tres cuartas partes de los seres vivos estaban aislados y adormecidos en sus pueblos, o como máximo en pequeñas ciudades.

Televisión y democracia Si tenemos en cuenta que la televisión transforma todo en espectáculo, entonces posiblemente nuestra  visión cambia. Frente al gran e incuestionable  avance que entraña la televisión supone una regresión fundamental: el empobrecimiento de la capacidad de entender.

La palabra y la imagen, la cultura escrita y la cultura audiovisual  forman una síntesis armoniosa, pero hemos de tener en cuenta la realidad de nuestras sociedades, en que se trabaja durante 8 horas diarias, y llegando a casa cansados, nos sentamos y miramos pasivamente a la televisión. Queda poco tiempo para la lectura, que exige además un esfuerzo.

El poder de la imagen está en manos de las democracias.

 Las democracias han sido definidas como un gobierno de opinión.

La Democracia
Actualmente el pueblo soberano opina, sobre todo en función de cómo la televisión (y hoy otros medios) induce a opinar, y en el hecho de inducir la opinión, el poder de la imagen se coloca en el centro de todos los proceso de la política contemporánea.

La televisión condiciona fuertemente el proceso electoral, ya sea en la elección del candidato, bien en su modo de plantear la batalla electoral, o en la forma de vencer al vencedor. Pero además la televisión condiciona o puede condicionar fuertemente al gobierno, es decir las decisiones del gobierno.

Tengamos presente dos cosas:

Debemos tener claro que la opinión es un parecer no es saber y ciencia. Las opiniones son convicciones frágiles y variables expuestas a flujos de información.

Las democracias representativas hoy  no se caracterizan como un gobierno de saber sino como un gobierno de opinión, a la cual le es suficiente para existir y funcionar con el hecho de que el público tenga opiniones suyas.

Cuando la opinión pública se plasmaba fundamentalmente en los periódicos, el equilibrio entre opinión autónoma y opiniones heterónomas estaba garantizado por la existencia de una prensa libre y múltiple que representaba a muchas voces. La aparición de la radio no alteró sustancialmente este equilibrio.

El problema surgió con la televisión en la medida en que el acto de ver suplantó al acto de discurrir.

 

 

 


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