LINEA DE VERANO 2015 II: "RESPIRAR"


“RESPIRAR”
Por Beatriz Santos Dieguez

La semana pasada iniciamos la línea de verano reencontrándonos con el taichí.
Hoy abro el post con una sola palabra, básica e imprescindible, ya que constituye el primer escalón de esta escalera que estamos trazando camino a nosotros mismos.


Dos son los motivos fundamentales que me han impulsado a darle nombre a este post:

  1.  En todo el proceso que nos acompaña desde que nacemos hasta el momento en que nuestra alma va hacia otro lugar, la RESPIRACIÓN es nuestra compañera inseparable, la guardiana de nuestros sueños y la infatigable atleta que nos permite superar todos los obstáculos que aparecen en nuestro camino y viajar hacia nuestro interior.
  2.  En todo el proceso que constituye mi reconstrucción en esta nueva etapa, el grupo de taichí ha supuesto un bastión muy importante, que me ha permitido canalizar lo que ya estaba en germen.
Y es sobre este segundo punto sobre el que quiero hablar, ya que sobre el primero lo he hecho y seguiré haciendo incansablemente.
Hace cinco años mis pasos me trajeron a este lugar de La Mancha (la tierra del Quijote), por circunstancias personales, y es aquí donde comencé como se comienza en todos los principios: conmigo misma y con una historia que relataba lo que había sido pero que anhelaba lo que quería ser.
En ese punto entre el pasado y el futuro estaba mi presente y fue éste (el presente) el que adopté como brújula.
Mi brújula señalaba bien, lo que me permitió llegar al territorio y encontrarme con lo que hoy es este RESPIRAR.
La Mancha es un lugar donde predomina una inmensa llanura. En ella el sol aprieta en verano y el invierno realiza su paso con todo su esplendor, de forma cruda y temperaturas que nada tienen que envidiar a las más bajas de la Península Ibérica.
Nací en un lugar de La Mancha,  pero ya en el límite; en una ciudad donde esta, aparente, tierra inhóspita  linda con  la provincia de Córdoba por su costado sur y con la de Badajoz por el oeste, pero mis pasos me llevaron pronto lejos, primero dentro de mi país, posteriormente me constituí en “ciudadana del mundo”.
Este reencuentro con mi tierra, aunque en una ciudad distinta, ha facilitado el hallazgo de un grupo, el grupo del que quiero hablar.

Grupo en el que falta la instructora y una componente que no pudo acompañarnos
El jueves dos de julio,  nos reunimos para despedir el curso que termina con la llegada del verano pero que continúa en cada una de nosotras (teniéndonos presente en las actividades y desarrollo) hasta el comienzo del siguiente ciclo en octubre.
Hace casi cinco años comencé, como instructora, con la disciplina del Taichí, donde nuestros primeros pasos nos llevaron a una práctica de la integración entre quietud y movimiento. Estos primeros pasos en los que,  desde el principio, la RESPIRACIÓN constituyó el bastión clave de toda la práctica, fue acompañado de los estiramientos, las formas y la meditación.
Recuerdo cómo al comienzo de la práctica, el movimiento armonioso y equilibrado del progreso y desenvolvimiento de las formas constituía la principal preocupación, y como a medida que se dejaban llevar por la constancia y la curiosidad,  la plasticidad aparecía y sus cuerpos y su respiración iban acompasándose,  y lo que al comienzo era casi un imposible se convertía, poco a poco, en algo perfectamente realizable.
Cada año hay alguna nueva integrante, cuya experiencia es semejante a las anteriormente experimentadas por sus compañeras, y cada año nos vamos dando cuenta que todo es posible si realmente queremos.
 Y, queremos.
En el  último ciclo de nuestra práctica (constituido desde octubre del 2014 a junio del 2015) hemos introducido Mindfulness, lo cual nos ha permitido, aparte de otras muchas cosas, descubrir la importancia de algo tan básico e imprescindible como es la respiración desde la perspectiva de dejarla ser tal cual se presenta, sin modificar.
Hemos aprendido a caminar en armonía, a practicar en armonía, lo que nos ha permitido manifestar la relevancia del grupo,  los ritmos de cada cual y por consiguiente que el respeto y la necesidad de ser nosotras no está reñido con el latir conjunto cuando y, sobre todo, se trata de vivir y  sentir sobre algo en que se vive y siente de semejante manera.
El grupo con la instructora

Este conjunto de personas hemos creado un lugar virtual para comunicarnos cada vez que algún cambio se produce o que algo interesante queremos transmitir al resto: es un chat en nuestros móviles.
La administradora del grupo, Isabel, una de las componentes del mismo, inició el chat con el nombre de las chicas de taichí, cuyo nombre ha sido nuestra insignia hasta el tres de julio en que nació  Chicas “Respirar”.
Es un gran grupo, un grupo al que quiero agradecer todo lo que me ha aportado,  por permitir que su experiencia sea mi experiencia, por compartir nuestras vivencias y por dejar que las experiencias vertidas en él hayan tenido transcendencia en sus vidas y en las de todo el grupo.
Mis queridas chicas de Taichí - “RESPIRAR”, respirar hondo y profundo, respirar como salga, pero respirar y al hacerlo, permitid que la consciencia sea vuestra maestra y la serenidad vuestra guía, pero recordar siempre que a través de la respiración no pretendemos evadir los problemas sino afrontarlos, no pretendemos cambiarlos sino relacionarnos con ellos de manera distinta. Respirar,  y en cada movimiento tener presente el valor de algo  tan sencillo y simple que nos permite estar aquí.

Tomar posesión de nuestra respiración es un paso hacia el presente y sus consecuencias: Como el pollito que desarrolla sus músculos mientras rompe el cascarón, así nosotros desarrollamos nuestro coraje y nuestra claridad a medida que lidiamos con las piedras y las rocas del camino  (del libro La sabiduría de la respiración de Gema Vidal Santos).

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