Línea Vida Sana VI: Siente tus emociones


LÍNEA VERANO VI:
SIENTE TUS EMOCIONES
Por Beatriz Santos
Las raíces de la infelicidad suelen ser invisibles (Deepak Chopra).


En los primeros años de vida nuestro cerebro desarrolla unas pautas en el pensar, en el sentir y en el comportamiento, que estarán condicionadas  por el entorno en el que en  estos años  se ha vivido.
 Este condicionamiento se ha ido produciendo de forma sutil, pero nos marcará.
En muchas ocasiones este tipo de condicionamiento permite que nos convirtamos en personas con una discrepancia entre lo que realmente somos y en cómo nos manifestamos.
Vivimos en una sociedad que valora el intelecto, pero que desprecia las emociones tachándolas de irracionales.
Sin embargo, estar atentos a lo que sentimos es esencial para sentirse bien. La rabia, el temor, la ira y el enfado acumulados pueden generar desde fatiga hasta patologías más graves.
 Las emociones no son más que energía que se manifiestan a través del cuerpo, y si las
reprimimos, estaremos reprimiendo nuestra propia energía.


Bloqueamos nuestras emociones cuando queremos ofrecer a los demás una imagen distinta a lo que somos.
Si por ejemplo, estamos intentando ofrecer a los demás una imagen de persona bondadosa, bloquearemos automáticamente todas las emociones que  no encajen con la idea que queremos representar.
De esta manera, dejamos de expresarnos con franqueza y perdemos nuestra espontaneidad… Con el tiempo dejamos de saber qué es lo que sentimos realmente.
Para romper este círculo vicioso, lo primero que tenemos que hacer es valorar nuestros sentimientos.
Cualquier sentimiento que tengamos es legítimo, porque es nuestro. No existen sentimientos buenos o malos, pero tendemos a tachar de incorrectos los que no concuerdan con la imagen que queremos ofrecer al mundo.
Nombrar el sentimiento es una manera de reconocer aquello con lo que nos estamos enfrentando.


Cualquier sentimiento, cualquier emoción se vuelve tóxica si la reprimimos. Al expresarla, la estamos liberando. La contracción, es decir el aferramiento a nuestro y exclusivo punto de vista (y por tanto, a nuestra fijación y/o enganche) respecto a un sentimiento o emoción determinados solo lleva a  reprimir la energía y esta se convertirá en resentimiento.
Cuando no dependemos de la aprobación de los demás y no nos empeñamos en ofrecer una determinada máscara para encajar en la sociedad, empezamos a permitirnos cualquier sentimiento y a valorarlo.
       Por otra parte es bueno compartir los sentimientos con personas en las que confiemos, lo cual no implica que estemos siempre defendiendo nuestro punto de vista o quejándonos, el objetivo es recibir un reflejo auténtico, para lo cual una buena táctica es expresar nuestros sentimientos desde nuestro punto de vista por escrito, luego podemos expresarlo, también, por escrito, desde el punto de vista de la otra persona (de la cual sentimos que se ha generado el conflicto) y por ultimo sería bueno describir nuestra posición desde la perspectiva de un tercero, es decir como si estuviéramos escribiendo un reportaje (que será leído por muchos) como por ejemplo, para un periódico.
Cuando hayamos desarrollado las tres perspectivas sentiremos como el conflicto, la ira, el temor, el odio, etc. que sentíamos comienza a perder energía.
Con esto lo que estamos haciendo es que nuestra conciencia se expanda y con ello permitimos que la energía estancada fluya.


Por ello cuando nos hacemos dueños de nuestros sentimientos (sin aferrarnos exclusivamente a nuestro punto de vista) y nos atrevemos a experimentarlos, nos llenamos de energía y vitalidad

Porque ya no estamos poniendo barrera a lo que somos, nos liberamos, con lo que el cuerpo y el alma se purifican.
Dejemos fluir libremente la energía permitiéndonos ser quiénes somos y manifestándonos como tal, de esta manera, sin apenas darnos cuenta dejaremos también que los demás, los que entren o ya estén en nuestras vidas, sean quienes son, sin necesidad de que lleven puesta la máscara de la complacencia. 


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