MISCELÁNEO LIV (54),. ROBLE, JUNCO Y SECUOYA

ROBLE, JUNCO Y SECUOYA
Por Beatriz Santos dieguez

Roble, junco y secuoya

En Estos días en que la paciencia a veces se agota, se agota de tanto usarla, la calma resiste, y no porque la paciencia se deje de agotar, sino porque la calma va entrando en nuestras almas, en nuestros corazones, como en principio pidió entrar en nuestras casas, nuestros hogares.

Estos días y también los venideros están constituyendo un claro aprendizaje de algo, que una vez aprendido, difícil va a ser extirparlo, porque está comenzando a formar parte de nuestro ADN.
Ante el cúmulo de ideas, de pensamientos, de sensaciones, y emociones que van surgiendo, cada uno va reaccionando como puede y,  como puede es dentro de cuatro paredes, ya sean de una casa más o menos extensa, de un hospital o de un lugar de trabajo.

De todos estos lugares saldremos como el ave Fénix.

Entre esas cuatro paredes, más o menos extensas, más o menos separadas, van emergiendo personas cuya envoltura se está transformando en otra con poderes que  las hace invencibles, véanse los hospitales llenos de enfermos, atascados de dolor, repletos de carencias, a la vez que henchidos de esperanza por esos sanitarios que lo están dando todo en un cara a cara con lo más duro, con las otras personas a las que quieren  curar y proteger sabiendo que un posible contagio puede ponerles al  otro lado, y ya lo está haciendo. Cada vez conocemos más casos de  personal sanitario (médicos, enfermeros, auxiliares, etc.) que han contraído el COVID 19 y nos han dejado como un paciente más.

Roble, junco y secuoya
Junco

En los hospitales también hay personas, que al igual que los sanitarios  están dando "el Do de pecho": celadores, personal de limpieza, y todos aquellos que de una u otra manera están contribuyendo a que éstos estén dotados y tengan  todo lo necesario para que pueda funcionar como se necesita.

Roble, junco y secuoya
Los enfermos también están en primera línea de fuego. Ellos han sido los primeros en padecer el ruido sibilino del enemigo silencioso que les ha atrapado y les tiene recluido en campos de concentración en donde la esperanza han de buscarla más allá de la propia esperanza, puesto que su evolución va mostrando al mundo las armas que el enemigo lleva consigo, para de esta manera poder aprender y salir victoriosos de esta guerra en la que todo el planeta está implicado.

¿Qué decir de todos aquellos que recorren el país de punta a punta para procurar que tengamos todo lo necesario en nuestros hogares? ¿Y del personal de las tiendas y supermercados, empezando por los reponedores, terminando en los cajeros, y pasando por todos los demás? ¿De los conductores de los pocos autobuses, metros y otros servicios públicos que aún siguen funcionando?
También llenan mi corazón, y sé que también el vuestro,  aquellas personas que contribuyen a que servicios básicos como el agua, la luz, el gas sigan  llegando  a nuestras casas, nuestros hogares, y a aquellos lugares donde se sigue necesitando.

Roble, junco y secuoya
Expansión de la pandemia
Esos voluntarios que llevan la compra a las personas que no  pueden valerse por ellas mismas, o que se ofrecen para cuidar de esos niños para que sus padres puedan trabajar…
Y nosotros, la gran mayoría, que nos quedamos en los hogares, cada uno con su panorama particular, con sus problemas individuales aparte del problema general que a todos nos ha pillado en alguno de estos lugares nombrados anteriormente, y que seguirá extendiéndose por partes del planeta, por todo el planeta, en uno u otro momento.
¿Qué decir de la grandeza que forma y conforma al ser humano?
¿Hay alguien que todavía dude de ella?
Ahora es el momento de mostrar  nuestra resistencia y fortaleza, nuestra flexibilidad, y nuestra unión que  como seres humanos hemos de ejercer más que nunca hasta el momento.

Roble, junco y secuoyas
Bosque de secuoyas

Todos estamos adquiriendo esa magnífica mezcla de roble (fortaleza), junco (flexibilidad) y secuoya (Unión). Continuemos con ella y alimentémonos a través de la raíz común como lo hacen los bosques de secuoyas.

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