MINDFULNESS LXXXV. LA IMPERMANENCIA
LA IMPERMANENCIA
Por Beatriz Santos Dieguez
¿Qué es la
impermanencia?
En principio,
la impermanencia es un concepto teórico.
Una cosa es
tener el concepto de Impermanencia,
y otra es tener la Intención de
estar atentos a la Impermanencia y sentirla.
El concepto
de Impermanencia es extraño y lejano para muchos, porque en nuestra sociedad occidental se asume
que todo es indestructible. En ella actuamos como si las personas fuésemos a
vivir para siempre, como si todo lo que creamos en nuestra sociedad fuese
inamovible por el simple hecho de haberlo creado.
Esto, lleva consigo que cuando las cosas (materiales) salen de distinta manera a como
las hemos programado, nos sumimos en un dolor que nos conduce al sufrimiento
inevitablemente, porque no vemos la
salida a los problemas, ni tan siquiera
nos la planteamos porque nos hemos aferrado a ello de manera indisoluble.
Salir del concepto teórico en sí, lleva tiempo y requiere práctica.
El tiempo y
la práctica nos va a permitir salir del concepto y comenzar a transitar la experiencia, a Sentir lo que
es la Impermanencia.
El budismo
presenta un sistema muy completo y profundo para entender la impermanencia.
Para el
budismo, la impermanencia hace que no sea posible encontrar seguridad ni
certidumbre absoluta, incluso en el más próximo futuro; pero a fin de cuenta se
trata de sentido común y no de religión, el entender este concepto.
Basta con poner
la Intención en darnos cuenta que todo
pensamiento, toda emoción, todo sentimiento tiene: un comienzo, un desarrollo y un final. Esto va más allá de que el
pensamiento, la emoción o el sentimiento sean agradables o desagradables.
Vamos a poner la intención en
darnos cuenta de que todo fenómeno:
- Va a comenzar en un momento,
-Se va a desarrollar y
-Va a concluir en algún otro momento.
Teniendo en
consideración lo expuesto, vamos a descubrir que en la vida hay situaciones, emociones, estados de ánimo, etc.,
que van afectando menos cada vez. El que
las cosas vayan afectándonos menos nada
tiene que ver con la indiferencia, porque se trata de sentir y vivir.
Ello nos
conduce a estar en resonancia con una de las leyes universales más importantes
del universo (donde todo está en constante movimiento y evolución): “la ley del ritmo o de la Impermanencia”.
Y nos va a
permitir dejar fluir el ritmo de la vida tal cual es, porque cuando sintamos
que lo que estamos viviendo si es
desagradable no va a ser eterno, y si
es agradable, vamos a disfrutarlo, pero no vamos a querer hacerlo eterno,
entonces nos habremos fundido con esta ley
Universal de la impermanencia.
Podemos
minimizar el apego con darnos cuenta lo transitorias que son las cosas a que
nos apegamos.
Solo hace
falta mirar con atención en nuestra vida cotidiana y percibir que estamos
rodeados de ciclos repetitivos y
ordenados: El día y la noche, las fases de la luna, las mareas, las estaciones
del año, la misma vida y muerte…
El cambio es
inevitable, es la reacción que tengamos frente al mismo lo que nos lleva o nos
aleja del sufrimiento, aceptarlo nos lleva a la sabiduría, rechazarlo a la
desesperación.
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