MISCELANEO LV (55). LA CRISIS DEL PAPEL HIGÍENICO

LA CRISIS DEL PAPEL HIGIÉNICO
 Por Beatriz Santos Dieguez


¿Por qué lo llaman coronavirus si en realidad comenzó paralelamente en/junto a  una crisis con el  papel higiénico?

La crisis del papel higiénico

En muchos de los de los países donde el coronavirus ha ido entrando silentemente y antes de decretar los estados de alarma, estado de excepción o como le hayan denominado, lo primero que desaparece de forma alucinante y huracanada es el papel higiénico.
La crisis del papel higiénico. ¿Qué hacemos con él?
¿Qué tiene que ver el papel higiénico con el coronavirus? Posiblemente sea una artimaña de disuasión[1] en nuestro inconsciente colectivo, o tal vez sea la anticipación  de la tremenda necedad en la que en ocasiones caemos los seres humanos cuando tenemos que abordar situaciones en las cuales nuestra necesidad de control queda desbaratada por la imprevisibilidad de lo que se nos avecina.
La crisis del papel higiénicoHoy, solo hoy en este post, voy a contar una anécdota que ocurrió en realidad en un lugar de La Mancha (lugar por donde transcurrieron las aventuras de nuestros  ilustres caballeros  D. Quijote y su  escudero Sancho). Espero que como tal sea interpretada y de ella podáis extraer la moraleja que encierra. Cada uno, la que considere pertinente. Al final  expongo la mía.
Como a mucho  de vosotros, el encabezamiento de este post  me ha recordado  a aquella película española  titulada “¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?”,  película de Manuel Gómez Pereira (1992), protagonizada por Verónica Forqué y Jorge Sanz.
El paralelismo no es solo en el título.

La crisis del papel higiénico.Antes de decretarse en España el “Estado de Alarma”, dos o tres  días antes (ya el coronavirus rondaba nuestros alrededores),  me percato que solo queda un rollo de papel higiénico aparte del que había en el soporte del cuarto de baño de mi lugar de trabajo.  “cuando termine esta tarde, me dije, me acerco al Mercadona (Cadena de supermercados Española) y repongo”.

Así hice. Al terminar mi trabajo me acerqué al mencionado supermercado. Ohhh,(me dije, sin salir de mi asombro) no queda ni un solo rollo, qué raro!!!!.
Toda la estantería correspondiente a almacenar el papel higiénico estaba completamente vacía. Por entonces, yo estaba al tanto de las noticias, lo normal (vamos,  que veía un noticiero o telediario, o como se llame en cada lugar,  al día). Es bueno estar al tanto de las noticias nacionales, internacionales y del tiempo.

Había oído hablar del Coronavirus, por supuesto y, como a todos,  me preocupaba, incluso había escrito algo sobre él, pero en ese momento no relacioné.

La crisis del papel higiénico
Me dije que como al lado de la  casa donde vivo había otro supermercado, en este caso un  Ahorramás (ya que he dado el nombre de una cadena de supermercados, doy la de la otra), antes de entrar en casa me pasaría por él y  compraría el papel  higiénico. Al día siguiente lo llevaría conmigo a mi lugar de trabajo.

Así hice.  Y aquí ya, la verdad,  es que me mosqueé un poco.
Me fui directamente al stand del papel higiénico, donde también suelen poner algunas toallitas o pañuelos llamados clínex. Todo, absolutamente todo había desaparecido. Decidí hablar con el encargado de tienda, que para eso le conozco. Y pregunté.
 El tampoco se explicaba muy bien lo que estaba pasando en los últimos días, que nada más reponer dicho producto (papel higiénico) desaparecía en poco tiempo.
Bueno, me dije,  mañana a primerísima hora me presento en el supermercado. Pregunté a este mismo encargado la hora de apertura del establecimiento (para cerciorarme,  no creáis que estoy tan despistada, pero por si acaso habían cambiado la hora en que se abrían las puertas).

La crisis del papel higiénicoEl papel higiénico ocupó gran parte de la noche. Antes de dormirme pensé si además de él había algo más que comprar, y después se me coló en el sueño.
Antes de irme a la cama miré en casa y había suficiente  papel higiénico. Quedaba casi entero un paquete de seis.  Solo necesitaba para mi trabajo.

Puse el despertador (rara vez le pongo, salvo para viajes que se citan muy temprano y para algún acontecimiento importante en que quedarme dormida puede ser perjudicial), no fuese  a pasar que  me quedase dormida y llegase tarde para conseguir aquello que había comenzado a ser un producto privilegiado (el papel higiénico)
 Me levanto y sin hacer nada más que vestirme (ni un simple café me paré a tomar) bajo al supermercado. En la puerta del mismo me encuentro con una vecina, nos saludamos e intercambiamos unas palabras, le cuento que voy a por papel higiénico y me dice, “ahora mismo lo estaban reponiendo” (ella había ido a por algo muy concreto también y como había sido la primera la habían despachado rápido). Entro a mi supermercado  de referencia y me dirijo directamente  al stand del papel higiénico.
La crisis del papel higiénico¡Dos, quedaban dos paquetes de seis unidades cada uno!!!!. Apenas había gente en el supermercado, dos o tres personas, miré a mí alrededor y las cajas donde se abona el importe de la compra estaban vacías. Hacia 15 minutos que el supermercado había abierto sus puertas
No me lo puedo creer!!! Pero la realidad es la realidad. Cogí los dos paquetes, llevando uno en cada mano (no bajé con bolsa porque iba a algo concreto y los paquetes de papel higiénico tienen un asa que permite agarrarlos y llevarlos fácilmente) y me los traje a casa
Una vez en  casa, me dije ¿y para que quiero yo tanto papel higiénico?. Sentí vergüenza, vergüenza de mi actuación. Me sentí  ruin y absurda. Bajé las escaleras y dispuesta estaba a devolverlo, para acallar mi vergüenza y mi falta de solidaridad, pero cuando voy a devolverlo, me asalta otra idea, una escusa tal vez, no lo niego.
 La idea: “Con la que parece está cayendo igual  es bueno tener una reserva”. Cuando lo necesite igual me pasa lo mismo y no tengo con que limpiarme el…”

Me volví a casa con el paquete de papel  higiénico sobrante que estuvo rodando por la cocina hasta casi un mes después, pues suelo tener un sitio para cada cosa y el  papel higiénico tiene su sitio que estaba ocupado por otro papel higiénico. 

La crisis del papel higiénico.Me llevé al trabajo el que necesitaba (el otro paquete). Después me enteré que aunque hubiese querido devolverlo, no me lo hubiesen admitidos, pues no admitían  devoluciones en caliente mientras permanezcamos en estado de alarma.

¿La verdad?: La vergüenza me alerto de algo tan insensato como insano, a la vez que mí vuelta atrás y mi justificación solo sirvieron para percatarme de lo estúpidos que a veces nos comportamos y lo insolidarios que nos volvemos cuando el pánico se apodera de nosotros.



[1] La Disuasión es una estrategia que intenta hacer desistir a un adversario de iniciar una acción, o de llevar a cabo algo que el otro estado no desea.

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