MISCELÁNEO XL. EDUARDO PUNSET
EDUARDO PUNSET
Por Beatriz Santos Dieguez
“De nada sirve saber
lo que quieres si no lo sabes controlar”
Hoy, tras la noticia de su
fallecimiento, ha pasado por mi cabeza y mi corazón todo lo que he aprendido de
este gran hombre.
Literato y político de las
emociones. Divulgador de las mismas y científico incansable donde los hubiere.
Decía que el alma estaba en el cerebro y el cerebro
en el corazón, después o junto a esta, como a otras de sus afirmaciones o
exposiciones (porque era un gran expositor), supimos que tenemos más de un cerebro,
y más de dos, y que en el fondo de nosotros, de cada uno, lo que de verdad queda en la vida es lo que dejamos, que nada tiene
que ver con lo material.
Creo que en la frase que encabezan estas líneas puedo cambiar,
sin miedo a que lo censure, esté donde está ahora, el controlar por el manejar.
Tal vez quedó congelada la
frase de aquella manera, pero tengo la total seguridad que él solo era rotundo
en lo que expresaba y en lo que hacía, pero siempre iba un paso por delante en
todo, en la ciencia, en la política, en el periodismo, en la literatura…y en
todo lo que tocó. Siempre supo manejar con flexibilidad lo que se dio cuenta
era lo más importante e intrínseco a los seres humanos: las emociones, la
emotividad, y el puente que esto creaba en las relaciones con los otros, con
los demás.
Por ello Eduardo, estés
donde estés, sin intención de ofenderte, modifico la última palabra de esta
frase que tanto me impactó cuando la pronunciastes, o cuando yo la oí, quedando
así:
“De
nada sirve saber lo que quieres si no lo sabes manejar”
Primero y ante todo, es
importante saber lo que queremos,
descubrirlo e ir en pos de ello, sin machacar y pisotear la hierba que tenemos
bajo nuestros pies, pisando con cuidado y manejando nuestros pasos lo mejor que
vayamos aprendiendo, procurando hacer el menos daño posible (y si le hemos
hecho, darnos cuenta y rectificar en presente al pasado para poder tener un
futuro lleno de humanidad), porque como hemos dicho “cuando nos vamos de este
mundo solo dejamos lo que hemos construido en nosotros mismos y para los demás”.
Tu recuerdo, Eduardo, no es
necesario rememorarle, ni escribir epitafios para ello, tu recuerdo está entre
todos los que te hemos visto, escuchado y leído con la devoción del
principiante.
Un fuerte abrazo llenos de
mensajes tuyos, que seguro los ángeles acogerán con toda la fuerza que tus
palabras y actuaciones transmitían y seguirán transmitiendo aquí en la tierra.
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