ADICCIONES XV. JUEGOS DE AZAR
JUEGOS DE AZAR
Por Beatriz Santos Dieguez
Cualquier tipo de juego de azar es potencialmente adictivo, aunque lo
sean en mayor medida aquellos de respuesta más rápida tras el momento de la
apuesta
(Manual del Ludópata. Blas Bombín)
(Manual del Ludópata. Blas Bombín)
El juego de azar en sí mismo no es negativo.
El problema comienza cuando
hay una reiteración en el tiempo, exageración en Intensidad y otros factores de
los que hemos hablado con anterioridad en otros posts.
Podemos clasificar
los juegos de azar de la siguiente manera:

-Aquellos
que mezclan el azar con habilidades y competición, como los juegos de cartas, dardos, todo tipo de
apuestas deportivas, etc.

En ambos casos, las expectativas de triunfo y el intento de controlar lo que es azaroso facilitan la repetición.
Existe la creencia de que la
ludopatía se concentra más en la mujer que en el hombre. Esta creencia es
incierta porque aunque en algunos juegos
de azar como el bingo o los cupones, la mujer supera en número al hombre, en el resto es el hombre el que supera a la
mujer en la proporción de cuatro a uno.
Lo que ocurre es que la presencia de la mujer es siempre más
llamativa, y ello origina la percepción distorsionada de las proporciones.
El juego compulsivo en las máquinas tragaperras es un fenómeno ya
bastante conocido a pesar de existir desde hace tan solo unas décadas.
En España se legalizaron en 1981 y su uso aumentó de manera
exponencial en pocos años, hasta el punto que han desplazado a todas las demás
formas de juego en cuanto al número de jugadores con problemas.
Las máquinas tragaperras se llevan la palma en el uso de los juegos de azar porque aparte de ser el más extendido y fácilmente accesible a las manos de la gente, es uno de los juegos con mayor potencialidad adictiva debido a factores como la gran concentración en su estructura de estímulos sensoriales (visuales, auditivos) y sobre todo por el corto espacio de tiempo que transcurre desde la introducción de la moneda en la máquina y la aparición del resultado, casi al instante.
Parte del éxito de estas máquinas de juego está en su
accesibilidad (se pueden encontrar literalmente en cualquier lugar) y en que
llevan incorporadas en sí mismas una pequeña sala de juegos.

Intentar evitar este influjo es una
experiencia angustiosa, difícil de comprender para los que no la han sufrido, y
que los jugadores expresan con gran detalle y emotividad.
Es frecuente que personas con problemas
de alcohol se inicien en las tragaperras y viceversa, lo que a menudo agrava el
problema inicial, reduce la capacidad de autocontrol y genera más deuda.
Las
deudas que el jugador va acumulando son las que, normalmente, dejan patente
en el entorno del ludópata el problema, y la razón por la que ellos piden
ayuda, aunque argumentando casusas distintas al problema real.
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