PSICOGENEALOGÍA XIV. La Repetición (Zonas de Silencio)
La Repetición (Zonas de silencio)
Por Beatriz Santos Dieguez
Lo que se calla en las palabras se imprime, se repite y se expresa por
los males (A.A. Schützenberger).
¿A qué dinámica responde el Síndrome del Aniversario?
En el mismo instante en que somos concebidos, recibimos un legado transgeneracional que nadie nos ofrece la posibilidad de rechazar.
Todos formamos parte de un sistema familiar cuyas reglas y mandatos inconscientes rigen
nuestras reacciones y, por ende, nuestras vidas.
Cuando somos concebidos, las conexiones invisibles presentes
en el inconsciente familiar deparan afinidades y lealtades inconscientes que suponen para el receptor una suerte de contratos o códigos que influirán en su
vida bajo la forma de creencias y
tendencias.
Esas creencias se
convertirán en una especie de filtro que condicionará nuestra evolución en la
vida.
Esta herencia inconsciente nos conecta con el clan familiar y nos ata a sus mandatos inconscientes; pero
especialmente a las cargas trangeneracionales y a las circunstancias de ciertos
antepasados con los que, por fecha de concepción, nacimiento o muerte, y otros,
quedamos unidos de manera imperceptible
a través de una afinidad o una lealtad invisible.
La dinámica interna del clan familiar como sistema
conservador, se rige por los contratos asignados a sus miembros, y por las
obligaciones que estos asumen.
El objetivo de
estas lealtades y contratos o códigos inconscientes es minimizar o anular cualquier posible
alteración que desequilibre al clan.
En este legado transgeneracional están unidos
los acontecimientos traumáticos padecidos por las generaciones anteriores,
sucesos que quedaron sin saldar… y que por lo duro que fueron o la vergüenza que
produjeron quedaron silenciados.
El silencio crea una zona de sombra en la memoria
de un miembro de la familia, quien para llenar
este vacío, dar sentido, y eliminar las
lagunas repetirá en su cuerpo o en su
existencia el drama que intentan escóndele.
Esta, parece ser
la razón por la que nosotros repetimos las enfermedades y los accidentes
de nuestros ancestros.
Esta repetición no supone que la persona sepa conscientemente algo de esta vergüenza familiar o que haya oído algo acerca de la historia.
La vergüenza como
el secreto, no tiene necesidad alguna de ser evocados verbalmente para pasar la
barrera de las generaciones y afectar un enlace familiar.
Los estudios sobre la comunicación
no verbal y el lenguaje del cuerpo demuestran que uno se expresa a través
del lenguaje, pero a también lo hace a través de todo el cuerpo, sus gestos, su
tono de voz, su respiración, su actitud, su forma de vestir, sus silencios, el
hecho de evitar algunas personas…
Hablar no es
necesario para expresarse.
Freud ya decía
que lo que no se expresa con palabras se
expresa con los dedos.
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