MISCELÁNEOS XI. CREENCIAS HISTÓRICAS
CREENCIAS HISTÓRICAS
Estamos limitados por creencias de distintos tipos que nos
condicionan y condicionan a la sociedad
en que vivimos. Estas creencias permiten que nos resignemos a todo lo que
ocurre a nuestro alrededor porque “el mundo es así y siempre lo fue”.
Realmente no siempre fue así, y la historia de la humanidad
ha ido cambiando en función de las necesidades de quienes poblaban la tierra y
los medios que había al alcance para dar explicación a tres preguntas claves.
Estas son:
1. ¿Cómo llegamos
aquí?
2. ¿Por qué estamos
aquí?
3. Ya que estamos
aquí, ¿Cómo podemos sacarle el máximo provecho?
Arqueólogos e historiadores coinciden en que las
civilizaciones de todo el mundo han experimentado cuatro Paradigmas (explicaciones) básicos para dar respuestas a estas preguntas: el animismo, el politeísmo, el monoteísmo y el materialismo.
Cuando cada etapa
alcanzaba los límites de su comprensión e influencia, tenía lugar una evolución
en la que la fase emergente rechazaba el paradigma anterior, aunque también
conservaba ciertos vestigios, bien en forma de conocimiento integrado o como
huella aislada.
Me centraré en las dos últimas etapas, puesto que son la base de lo que hoy es
nuestro mundo y porque en ellas está la clave de los acontecimientos que
estamos viviendo y de las creencias que a nivel social e individual nos
mantienen atados.
Antes de Newton las
verdades de la ciencia desempeñaban un
papel secundario al de las verdades
de la Iglesia. Esto se debe a que la
ciencia era incapaz de ofrecer una
respuesta mejor a nuestros orígenes que la que proporcionaba la Biblia.
La aparición de Descartes,
Bacon y Newton con las contribuciones respecto a la revelación de misterios
del Universo físico y el paulatino
apartarse del reino espiritual, junto con la aparición de la Reforma Protestante[1]
contribuyeron, en gran medida, a mostrar que el conocimiento absoluto del que supuestamente gozaba la iglesia estaba
corrompido por el poder absoluto del que gozaba.
René Descartes y más tarde Isaac Newton postularon que el universo era un máquina.
La revolución
industrial y los inventos tecnológicos contribuyen también, en gran
medida, al alejamiento de Dios como
única verdad y la ciencia comienza a imponerse cómo Ley.
Hasta entonces el
poder absoluto dependía del conocimiento absoluto, y la iglesia se ensimismó en
su conocimiento absoluto.
Dios necesita en la
tierra representantes cuyos puestos son cubiertos por toda la jerarquía
religiosa, la cual trae consigo un montón de normas llevadas a cabo en nombre de Dios padre.
El Monoteísmo, y la iglesia judeocristiana al frente, deja el mundo material ligado a la condenación: La fe es lo único que puede salvarnos. Se apropió del concepto
socrático del universo dual, y lo utiliza en función de sus
intereses: Dios está por encima, y
por tanto, separado de nosotros.
Dios es conocimiento
y poder absoluto, por tanto, cuestionar una supuesta infalibilidad de la iglesia se
consideraba herejía.
En los últimos sesenta años, el endiosamiento de la
tecnología ha generado repercusiones negativas inimaginables. El poder de la
iglesia ha sido sustituido por el poder de la ciencia y la tecnología. Pasamos
del Monoteísmo al Materialismo
Científico.
POSTS CRONOLÓGICOS
Línea miscelánea V. Bruce Lipton y su concepto de las creencias
Línea miscelánea VI. El subconsciente
Línea miscelánea VI. El subconsciente
[1] La
Reforma protestante se lleva a cabo en 1517 por el monje y profesor alemán Martín Lutero que protestó por la venta eclesiástica de indulgencias.
Estas indulgencias funcionaban como billetes de salida del infierno (previo
pago) de los pecadores acomodados. A partir de ella, la infalibilidad de la
iglesia comienza a decaer.
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