MISCELÁNEO IX. EL SÍNTOMA VERSUS LA CAUSA
El Síntoma versus la Causa
Por Beatriz Santos Dieguez
"En otras ocasiones es tu alma quien pide atención para que sanes tu cuerpo".
1.- Por traumatismo. Roturas (de huesos, tendones), golpes
etc.
2.-Por envenenamiento. (Toxinas, química)
3.-Por la Mente.
Podemos enfermar debido a una, o una mezcla de las tres causas citadas.
Hasta hace unas décadas la tercera de las causas se
contemplaba muy a lo lejos y se achacaban las enfermedades, no producidas ni por traumatismos ni por
envenenamientos, a los genes: veníamos con las enfermedades de fábrica, teníamos
la mala suerte de que nos había tocado aquello, teniendo a nuestro alcance como única solución la medicina Newtoniana que
consideraba a las células como causante de la misma.
La forma de tratar la enfermedad, por tanto, era cambiar la química de esas células
enfermas mediante el tratamiento farmacológico, primordialmente.
Todavía hoy seguimos en esta línea, solo que cada vez es mayor la aceptación de que es el
entorno (que incide a través de las emociones) el causante de los cambios químicos que se producen en nuestro
cuerpo.
El encargado de recibir los mensajes del exterior es el Sistema nervioso.
El sistema nervioso cambia toda la química de nuestro
organismo a través de la sangre que a su vez, es ella la que cambia el destino
de la célula.
Medicina Newtoniana:
genes defectuosos modifican la célula-àcambio
en la química del organismo medianteàfármacos
(medicinas) para restituir la célula de nuevo y dejar genes flamantes.
La experiencia viene demostrando que el fármaco solo
adormece por un tiempo esa química alterada, es decir, elimina el síntoma. En muchos casos, las causas
secundarias de los mismos superan a sus beneficios, desapareciendo “la
enfermedad en cuestión” (en algunos casos) y apareciendo otra en restitución.
La explicación dada
por la medicina tradicional occidental a este fenómeno es: “la enfermedad original
ha desaparecido. Esta es una nueva enfermedad que usted presenta”. Cada vez,
sin embargo, son más las voces que se suman a que la consecuencia del
tratamiento tiene que ver en la aparición de la ulterior patología.
La medicina
tradicional occidental se ha ocupado poco de la mente. Por ello y por otros
intereses, entender que podemos enfermar a causa de ella nos resulta
difícil de comprender: Difícil y doloroso.
La nueva medicina, más acorde con la responsabilidad que a
cada uno corresponde, nos abre un camino en el que nosotros “los enfermos”
o ”los consultantes”, o “los problemáticos”, tenemos un papel fundamental en la
restitución de nuestra salud.
El fármaco es necesario, en muchas ocasiones, como
tratamiento de choque en enfermedades agudas y en crisis puntuales, para que
otro tipo de terapias puedan ser puestas en marcha y de ellas se obtenga el
beneficio suficiente para su restitución, pero el trabajo con la mente es el que va a proporcionar una curación
integral.
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