LINEA PSICODINÁMICA XLIX. EL AFECTO
EL AFECTO
Por Beatriz Santos Dieguez
El término afecto, cuyos sinónimos, entre otros,
son cariño, apego, amor, (también:
unido, anexo, dependiente, estimado, adepto,
apegado, entre otros) proviene del latín affectus, y se refiere al estado emocional agradable hacia algo o alguien.
He nombrado algunos
de los sinónimos porque a través de
ellos podemos apreciar la vertiente
positiva y necesaria, sobre todo, en nuestros primero años de vida, pero en la que cabe vislumbrar una
vertiente más alejada de todo lo bueno
que este término y su contenido nos muestra.
Y es que siempre hay que
mirar en ambas direcciones, o en todas direcciones para poder entender lo que
sentimos y vivimos en el momento.
De una u otra manera,
todos, o la mayoría, alguna vez hemos
sentido cariño y afecto hacia algo o
hacia alguien, gracias a lo cual la vida nos ha resultado más llevadera. El amor, aunque se utiliza en ámbitos
más particulares, también está dentro o forma parte del afecto. No es posible
sentir amor sin afecto.
Cuando el afecto va ligado a una dependencia decimos que es negativo. También cuando hablamos de adepto, en cuyo caso podemos unirlo a
términos como adicto, partidario
(incapaz de analizar desde otro ángulo diferente al propio), prosélito o fanático.
El
afecto va ligado a un estado
emocional . Es una muestra de las emociones y sentimiento que experimentamos.
El
afecto tiene otra vertiente de suma importancia que nos
permite, como “seres sociales” que
somos, relacionarnos con las personas que nos rodean. Es una muy válida
estrategia que nos va a permitir acceder a una buena salud emocional y un equilibrio interior.
Sin
afecto la vida es un puro desierto.
Sin embargo, como he
señalado más arriba, no toda manifestación de afecto es positiva.
Cuando el afecto va ligado a la insatisfacción, a los
celos desacerbados o al miedo, entre otras actitudes, emociones y sentimientos, decimos que es un afecto negativo, porque deja de ser agradable y beneficioso.
Aunque el afecto negativo no siempre se
manifiesta de forma violenta y tóxica, como puede ser en el caso de las adicciones (químicas, sin sustancia y
emocionales) o del odio al diferente, es
conveniente saber sobre su existencia, para poner los medios necesarios que nos
den la opción de sentir menos malestar,
ser menos desconfiados y alejarnos del enfado continuo con el que algunas
personas parecen haber hecho un contrato de continuidad.
Tanto el afecto positivo como el negativo son
indicadores de que sentimos, siendo válidos porque nos muestran que somos capaces de sentir.
En el caso del afecto negativo, en muchas
ocasiones nos está indicando que existe algún
posible desequilibrio interior. El darnos cuenta de ello, va a facilitar y
proporcionar la búsqueda de las
herramientas necesarias para protegernos y poder actuar.
Cuando hay una restricción
total de la expresión de las emociones (o carencia de ellas), que puede ser por
muy diferentes motivos (pero que puede suponer un gran problema) decimos que
esa persona tiene un Afecto Plano.
Podemos descubrir este tipo de afecto, en personas que se muestran en
situaciones difíciles sin ninguna
manifestación emocional.
El denominado Afecto Plano, puede deberse
fundamentalmente a dos situaciones:
1)
Acontecimiento impactante que ocurre de
forma inesperada y de gran dolor. Por ejemplo, en el momento del
acontecimiento, por su impacto y por como esta nos afecta se es incapaz de
asumirlo en ese momento, como ocurre por ejemplo en los duelos congelados, o
2) Personas
que realmente son incapaces de sentir cualquier tipo de emoció, como es el caso
extremo de las personalidades
psicopáticas.
Para poder desarrollar afecto de una manera equilibrada y
segura, las personas hemos de tener una autoestima
sana y un buen autoconcepto.
Comentarios
Publicar un comentario