MISCELANEO CXL.. FORMACIÓN. UN RELATO SOBRE COMO LLEGAR A LA PAZ INTERIOR
FORMACIÓN
UN RELATO SOBRE CÓMO LLEGAR A LA PAZ INTERIOR.
El camino recorrido
y el que se ha de recorrer es distinto en cada persona: tú has de recorrer el
tuyo. Yo, el mío.
Después de surfear por
aguas profundas y moverme entre ellas, soy capaz de contemplar con claridad
todo lo que está ante mis ojos en la claridad de la superficie.
Desde muy pequeña tengo un
sentido de la justicia que se correspondía
(ahora menos) muy poco con mi manera de afrontar la vida.
He sido una niña alegre, pizpireta, graciosa y que estaba metida en todas las salsas, de las que a veces salía con todo el cuerpo rebozada de ellas (las salsas. En otras palabras iba a por lana y salía trasquilada).
La imagen que irrumpía con
mi presencia y actuación era de una intensidad tal, que difícilmente se podía asemejar
con la reflexión. Lo sé, y posiblemente en algún momento pudo ser así. Pero
solo un momento, o en algunos momentos.
Cuando me encontraba
conmigo misma, en la soledad de una familia que éramos Dios y la madre (soy la
mayor de muchos hermanos. Cuando digo muchos digo que pasan de cinco) las
interrogantes se apoderaban de mi, y no me dejaban descansar como era debido.
Así es que, por fuerza, tuve que empezar a escucharlas, y a buscar respuestas
que al menos me permitiesen dormir.
Siempre me he apartado de la mentira y de la manipulación, en la medida que las he detectado y he podido.
La mentira era innecesaria en mi familia: se admitían (aunque cuando eres niño esto se ve de otra manera) todo tipo de actos y pareceres siempre que estos careciesen de maldad (de hacer daño a conciencia, perjudicar al prójimo). Y creedme, esto tiene mucho merito en una familia que viene de fuera (como lo hicieron mis padres, aunque todos nosotros nacimos allí, en ese lugar, en ese pueblo minero) y cuya labor principal era el comercio.
A mis padres al dia de hoy se les sigue conociendo por la honradez.
Como se puede ver, la
manipulación era innecesaria con las características con las que funcionaba
aquella (que sigue siendo esta hoy), mi familia.
Como niños, podríamos
intentar argüir cualquier argumento para salirnos con lo que queríamos, pero
siempre la voz de mi padre estaba ahí, para explicarnos lo justo y lo que era menos justo, y el abrazo de mi madre para
arroparnos cuando lo necesitábamos, aunque siempre, siempre, ellos concordaban
en sus argumentos.
Tuve unos padres
maravillosos, que tal vez no supe
reconocer en su momento, pero de los que hoy solo saco lecciones de vida
que a pesar de los pesares, de todo lo que veo a mi alrededor, me permiten
seguir estando en la alegría, y
poder haber alcanzar una paz que
procede de mi, porque está en mí y poco tiene que ver con lo exterior.
Eso sí, hoy dia, mi gran familia, la nuclear, sumada a la que formé, son mi núcleo duro en momentos difíciles. También los amigos, esa otra familia, que como decía alguien, tu elijes,
están ahí sosteniendo mi alma cuando
esta se tambalea..
Ahora me equivoco menos
con las elecciónes, y quiero más.
La política nunca me importó o al menos eso creía, hasta que me
importó.
Y me importó cuando tomé conciencia de que
aquellos a quienes mantenemos la ciudadanía se reían descaradamente de
nosotros. No todos, y de hecho había y hay gente muy válida en ella y para
quienes nos dicen que están: para el ciudadano.
Se que esto es lo que se dice, pero yo lo digo porque lo siento, aunque lo digan ellos (los políticos) también.
Empiezo a tomar conciencia
de que los políticos (una gran mayoría), carece de escrúpulos y de empatía y,
para rematarlo, de una gran incapacidad laboral. Vamos, que no están preparados
para su trabajo. Los preparan los grandes poderes, los que están a la sombra.
Fui testigo de ello cuando
la COVID-19.
Aquellos tres meses de
reclusión me sirvieron para tragarme de principio a fin todas las peleas en el
Congreso de los diputados. Discutían como niños en un patio de colegio.
La mayoría de las veces por cuestiones que eran más que irrelevantes, carentes de interés para la ciudadanía. Pero eso sí, intentaban dibujar una línea maestra por la cual la sociedad que ellos querían construir o apalancar y estaban construyendo, y por la que nosotros (los ciudadanos) discurriríamos, nada tenia que ver con nuestros intereses.
Estaban tratando de
construir una sociedad que coincidiera con sus intereses y con la de aquellos
que les financian (implícita o
explícitamente) y, por tanto, les mandaban. Aunque decían, como gallitos de
pelea, que lo hacían por nosotros: los ciudadanos.
Aparte de ver los
miércoles las peleas de gallos en el Congreso de los diputados, me aficione a
ver otras peleas en otros congresos regionales. Ahí aluciné.
Pero me di cuenta. Es cuando
me percaté de que ese era el camino erróneo.
Antes de comenzar el camino
que consideraba me llevaría hacia una paz buscada, vi muchos programas de
televisión. En las distintas cadenas y en distintos horarios. Todos, o casi
todos: “lo mismo”.
Todos hacia una misma
dirección, aunque es cierto que determinados conductores de estos programas,
alguno de ellos, trataban de tapar su ideología con maestría y procuraban
equilibrar la balanza.
Pero claro!, hasta que descubrí que era yo la que tenia que equilibrarla,
pasó un tiempo.
Un tiempo largo, a veces
sin la reflexión debida, porque esta solo llega, cuando buscas y se busca
afanosamente, no ya desde la perspectiva propia, desde la ideología que se ha
ido construyendo mientras se consumen estos programas
Era una cuestión arqueológica, de buscar y consumir de
aquí y allá. Pero el consumir por consumir, no me llevaba a ningún sitio.
Tenía que comenzar a sacar
notas, a indagar en páginas y libros, a informarme desde diferentes y
corrientes y a formarme en la medida de lo posible.
Y eso es lo que intenté
hacer: Formarme.
La formación, lejos de
estar proyectada en una dirección, amerita en un universo del que es necesario
ser cauto. Es necesario Ordenar.
Por mucho que se oiga, se
vea y se lea, si dejamos dichas visiones, escuchas o lecturas en el limbo del
desorden eso se queda ahí, y todo gravita sin rumbo, o empieza a reorganizarse
en el rumbo de los que otros quisieron diseñar.
Y esa es la ideología peligrosa en la que empecé a dilucidad donde querían
llevarnos.
Ellos (los políticos. No todos) hablaban peleándose y tirándose trastos verbales sin tener en cuenta a la ciudadanía, y dejaban caer que éramos nosotros quienes teníamos que pelearnos entre nosotros, para defender sus ideologías, que no las nuestras.
Me di cuenta de ello más
tarde que pronto, pero me di cuenta.
Es imposible ver sesiones
en el Congreso de diputados (nacionales y autonómicos) y pasar de identificarte
con una de las ideologías que allí
disputan su lugar para alcanzar sentarse en el sillón. Normalmente son
ideologías que se adecuan o casan con algunas de nuestras creencias.
Y sí, nuestras creencias
juegan un papel fundamental a la hora de creer a uno o a otro del implicado en
una discusión, pero por ello digo, y estoy tratando de exponer la importancia
de darnos cuenta de que poseemos esas
creencias, que de alguna forma nos permiten descubrir cuál es nuestra
ideología.
De las creencias y de carencias (de las cuales
se ocupan nuestros secuestradores mentales) ya he hablado en ocasiones, y como sabemos,
están en nuestro inconsciente del
que es difícil traerlas al consciente si ponemos poco empeño en ello.
Hay que poner empeño.
Consumimos mucha televisión.
La misma televisión.
A pesar de que tenemos muchos canales todos nos muestran lo mismo, todos tratan de llevarnos al mismo lugar después de hacernos creer que vivimos en dos Españas. Para ellos es fácil esta división, de esta manera configuran su cuaderno de ruta. Dividirnos entre Derechas e Izquierdas, es lo más fácil, para saber ellos donde están, que no nosotros (los ciudadanos).
Esta forma de dividirnos les
favorece a ellos, porque nosotros nos enfrentamos por sus intereses.
Por ello. cuando intentan
(y a veces lo consiguen) compartimentarnos y después enfrentarnos a ambas
posturas, rara vez lo hacen desde un programa en el que se vea claramente el
objetivo a conseguir, y cuando algún político, algún partido lo hace, el resto
se encarga de hacerle desaparecer de la forma más cruel y rastrera que pueden.
Por ello, mi conclusión, a la que he tratado de llegado mediante una mentalidad crítica tras este bagaje abrupto, es conseguir, mediante un trabajo de curiosidad indagatoria (que no de cotilleo), que permita albergar en nuestra mente conceptos y por consiguiente actuaciones encaminadas a la empatía ( tan denostada) del bien común, dejando que ellos se peleen entre sí y nosotros simplemente unirnos, juntarnos, solidarizarnos y bucear en nuestras profundidades para encontrar que es lo que puede llevarnos a elegir a políticos que estén de nuestra parte.
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