MISCELÁNEO CXVI. EL ESPACIO PÚBLICO. LA CIUDADANÍA.

EL ESPACIO PÚBLICO. LA CIUDADANÍA

por Beatriz Santos Dieguez.

Los ciudadanos nos  comportamos como publico cuando nos  reunimos  y concertamos libremente sin presiones y con garantías de poder manifestar y publicar nuestra opinión, teniendo oportunidad de actuar según intereses generales. Lo cual es imposible en los regímenes totalitarios.

La manipulación de la información, sin embargo, es totalmente posible en los regímenes  democráticos debido, fundamentalmente, a la inexistencia de reglas que regulen tal manipulación, y ello a su vez está posibilitado porque los grandes medios de Comunicación, pertenecen a una minoría dominante (que en la actualidad no coincide en muchos casos con los partidos que gobiernan).

El espacio público es un ámbito de nuestra vida social en el que se puede construir algo así como la opinión pública.

Para que la opinión pública tenga una base consistente necesita de información.

La  información necesita y requiere de unos medios de transferencia e influencia, y los encargados de ello son los Mass Media o medios de comunicación de Masa).

Lo primero a analizar, pues, es el tipo de información que la Opinión pública recibe. Lo cual nos lleva a  reflexionar sobre las siguientes preguntas:

¿El público (la ciudadanía) está suficientemente informado?,

¿Insuficientemente informado? o

¿Ampliamente desinformado?

Podemos preguntarnos ¿Por qué es tan importante plantearnos estas cuestiones?

La respuesta es: porque la información influye en muchas facetas de nuestra vida cotidiana (de la vida cotidiana del ciudadano).

La comunicación de masa tiene como funciones destacadas el control sociocultural (lo que actualmente se ha dado en llamar la guerra cultural) y político, lo cual  realizan sutilmente a través de los mensajes que transmiten por intermedio de los Mass Media o grandes medios de comunicación de Masa.

Los mensajes afectan tanto a los emisores (quienes los emiten) como a los receptores (quienes lo reciben, que en el caso  al que nos estamos refiriendo es el público).

Ante cualquier acontecimiento el emisor  transmite la información que posteriormente llega a la ciudadanía (el público) mediante la descripción, los comentarios y la valoración que realiza respecto a dicho acontecimiento, que por lo general está manipulado por las empresas periodísticas o de comunicación e información y por los propios periodistas o redactores, sirviéndose inevitablemente de determinados criterios de elaboración (McQuai 2000).

A la Opinión Pública se la ha supuesto como opinión razonada y bien informada.

Sin embargo, la Opinión Pública, en tanto que opinión razonada y bien informada  solo está en manos de la minoría dominante (de poder político y económico) y con acceso directo a los medios de comunicación. Según Chartier (2003) esta minoría la componen grupos cultos y minoritarios reunidos en Clubs (de poder).

Los medios informativos tienen capacidad de influir en la ciudadanía mediante la selección de las noticias más importantes y la manera en que estas (la noticia) se emiten o publican.

 Por ejemplo, no es lo mismo dar  la noticia más destacada al comienzo de los informativos, que entremezclarla con otras noticias menos relevantes.

La atención del público no es la misma cuando en un periódico la noticia aparece en la portada y en un primer plano, que cuando aparece en una esquina donde apenas se ven en las páginas interiores.

El tamaño de los titulares, a la hora de destacar o querer ocultar una noticia, es fundamental.

La extensión que se le da a la noticia así como el insistir en ella un día tras otro es fundamental a la hora de determinar la importancia de este o aquel acontecimiento.

Por lo expuesto y teniendo siempre en cuenta el contexto histórico que vivimos (en momentos convulsos es fácil que aparezcan opiniones con idea de captar adeptos simplemente) es bueno reflexionar sobre “la noticia”, y sobre aquello que los medios informativos ponen en el centro de  la atención pública o evitan poner.

Los medios de comunicación de masa (fundamentalmente desde la llegada de la televisión), tienen gran capacidad de intervención en el espacio del  público (la ciudadanía), influyendo en nuestra forma de pensar.