Mindfulness XVII: Las drogas

Mindfulness y las drogas

Por Beatriz Santos


Un programa terapéutico con meditación mindfulness es superior a largo plazo a los enfoques tradicionales para prevenir las recaídas con el alcohol y las drogas en general (Reuters Health).

Las terapias basadas en el mindfulness han sido evaluadas ya en varios estudios con pacientes con diversos trastornos adictivos.

 El resultado que arrojan los estudios  indican que un año después de la aplicación de Mindfulness en sujetos que consumían tabaco, drogas y alcohol el número de sujetos que continuaba con el consumo es significativamente menor que el de aquellos otros que seguían otro tipo de programas en el que no estaba incluido Mindfulness.

Prestar atención a los efectos reforzartes y a la vez no prestar atención a las consecuencias negativas, se convierte en uno de los factores explicativos más importantes del proceso de consumo y recaída en los adictos. Este tipo de atención, sería automática.

La experiencia relatada por los pacientes, tras una recaída en el consumo, confirma que durante el episodio de ganas compulsivas se produce una atención selectiva de carácter automático (no consciente) sobre los efectos beneficiosos que se derivan del consumo y una enajenación sobre los efectos perniciosos, conduciendo así a una toma de decisión para el consumo.

La mente del adicto queda selectiva y automáticamente bloqueada, atrapada por los pensamientos sobre los efectos reforzantes del consumo (consume y estarás bien) y por los pensamientos encaminados a justificar la conducta de consumir (Yo ya controlo), lo cual apoya la hipótesis de que la focalización atencional selectiva automática o déficit de atención consciente, durante el episodio de deseo, actuaría como un potente factor de riesgo en el consumo.

La intervención denominada prevención de recaídas basada en mindfulness propone la práctica de una serie de técnicas encaminadas al desarrollo de la concienciación y aceptación de los pensamientos sentimientos y sensaciones para hacer frente a la las situaciones de alto riesgo de consumo.

Entre otras traducciones de mindfulness (sabemos que en castellano no existe un consenso sobre su traducción) elegimos la de atención consciente, y a continuación explico el por qué.

Mindfulness se define por prestar atención intencionadamente en el aquí y en el ahora.

La adopción de una postura interior en los acontecimientos, siempre en el presente, observados, sin valorarlos ni enjuiciarlos, permite objetivarlos, es decir, permite verlos, ser conscientes de que estos (sensaciones, sentimientos, emociones, etc.) son objetos de la mente, que van y vienen como las nubes en el cielo.

Como venimos anunciando en anteriores Posts, Mindfulness es un complemento de otros abordajes terapéuticos en los trastornos por abuso de sustancias, compatible y asociado en psicoterapias de amplio espectro, un instrumento con potencial para ejercer un mejor control sobre la conducta-problema que queremos manejar.

Mindfulness tiene una parte que trata de regular la experiencia emocional, no quitarla, no omitirla.

Con la práctica Mindfulness podemos controlar la intensidad de las emociones, la intensidad con las que las vivimos.

En el adicto se puede regular la enajenación perniciosa hacia los efectos beneficiosos que le llevan a  la toma de decisión para el consumo.

La regulación es importante para todos pero fundamental en las personas con adicciones.

Nuestra mente funciona como lo que en oriente se llama la mente del mono.



¿Qué es la mente el mono? : Imaginemos un mono que va saltando de rama en rama, sin pararse a ver a cual salta, cuáles son sus objetivos. Al final, el monito ha saltado tanto de rama en rama que no sabe en qué rama está.

Nuestra mente funciona así: estamos haciendo una cosa, un trabajo o pensando algo y de pronto nos asaltan otros pensamientos distintos, como “¿qué me pondré para ir a la fiesta de esta noche?”, o “¿que cocinaré mañana?” o “tengo que mandar un correo a mi primo”. Nuestra mente va saltando de una cosa a otra, de un pensamiento a otro, sin haber resuelto nada.

Con la práctica mindfulness vamos obteniendo una cierta estabilidad de la conciencia y con la estabilidad también surge una mayor agudeza y precisión en la percepción del objeto. Es como si las aguas del estanque de la mente (que vimos en el video del  primer post de nuestra línea Mindfulness) se calmaran y comenzara a desaparecer la turbidez habitual, lo cual va a permitirnos ver el fondo del estanque con toda claridad. Ganamos en quietud, en estabilidad y en luminosidad de la conciencia.

Mindfulness nos facilitará entrenar nuestra mente para encontrar ese espacio de tranquilidad: terminar una cosa y seguir con la siguiente.


Mindfulness también trabaja los automatismos y sabemos que la atención del adicto hacia la droga es automática.

Liberar los automatismos nos flexibiliza, nos ayuda a quitar ese chip, ese piloto automático, a liberar hábitos y aprender a regularnos, a liberar rutinas y quedarnos simplemente con esas rutinas que nos sirven de verdad.

Pongamos un ejemplo: el conducir un coche: yo no puedo deshacer el automatismo de poner primera, segunda, tercera, cuarta, etc., pero sí que puedo  liberarme del hábito de ir abstrayéndome y ver, sentir y estar con lo que estoy haciendo, darme cuenta de por donde paso (en lugar de estar pensando en la oficina, o en la comida que voy a hacer), los coches que están a mi alrededor o frente a mí.

Se trata de focalizar la atención, en el momento presente en lo que estoy sintiendo, sin forzar, sin cambiar, sin juzgar, aceptando, y de esta manera, al transitar por el sentimiento (deseo, pensamiento) percibimos que nada es eterno.

Vivir cada momento con conciencia plena, con absoluta concentración en el presente, conlleva que lo sucedido en ese momento no produzca huellas psíquicas duraderas. Es lo que Vicente Simón llama “clausurar o cerrar el momento”. Cerrar o clausurar el momento es cuando el pasado se deshace en el pasado y el futuro queda libre, abierto a la incertidumbre, sin cargas que hipotequen su despliegue.

La huida del dolor nos lleva al sufrimiento y del sufrimiento solamente es posible salir cuando nos damos cuenta que el dolor cuando llega hay que aceptarle, sentirle para después salir renovados. El dolor es como el recuerdo: no hay que olvidar, hay que ser consciente que simplemente es un  recuerdo.

Termino con unas frases de OSHO de su libro Tantra, energía y éxtasis:

“Y la transformación llega cuando aceptas todo tu ser.
Entonces, de repente todo se ordena, todo se coloca en su propio lugar; también entonces es absorbida la ira, de igual forma que la avaricia.Entonces, sin intentar eliminar algo de tu ser, todo en ti se reorganiza por sí solo.
Si aceptas y dices sí, sucede un reajuste, y allí donde antes había un ruido, un clamor interior, ahora nace una melodía, una música, entra la armonía”.

NOTA: El Tantra o tantrismo no es solo sexo, es una de las variadas tradiciones esotéricas que enseñan a utilizar el deseo como sendero hacia la realización personal.

Las técnicas básicas desarrolladas por el Tantra conducen al despertar de la energía física y espiritual que llamamos Kundalini Shakti, que es la energía que nos permite evolucionar despertando nuestra consciencia.

POST CRONOLÓGICOS SOBRE LA LÍNEA TEMÁTICA:


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