MISCELÁNEO XLIX (49). CRÍTICA A LA AUTÉNTICA FELICIDAD (obra seminal de Martin Seligman)
CRÍTICA A LA AUTÉNTICA FELICIDAD
Por Beatriz Santos Dieguez
Por Beatriz Santos Dieguez
Ni
la Entrega ni el sentido guardan relación con cómo nos sentimos. Y aunque es
posible que deseemos entrega y sentido en nuestra vida ni la una ni lo otro pueden
formar parte de lo que significa felicidad (Martin Seligman.”La vida que
florece”)
En un principio la Psicología Positiva parte de la teoría de la
auténtica felicidad, donde la felicidad es el eje de la misma.
La felicidad es algo real que se define con la medida
de satisfacción con la vida.
La felicidad cuenta con tres elementos: 1.-emoción positiva, 2.- entrega y 3.-sentido. Cada uno de estos elementos
aviva la satisfacción con la vida y se
mide en su totalidad de manera subjetiva.
En la teoría de la felicidad, las fortalezas y las virtudes (bondad, sentido del humor, valentía, integridad, etc.,
así hasta 24) son los pilares de la entrega. Las personas fluyen cuando utilizan
sus fortalezas más importantes para enfrentarse a los mayores retos que se interponen en su
camino.
El libro |
A medida que la Psicología positiva va
desarrollándose y adquiriendo una base
científica sólida, M. Seligman descubre
que el núcleo inicial de la
Psicología Positiva (la felicidad) choca
con algunos impedimentos, o tiene determinadas carencias.
El primero de ellos es que la felicidad es un término que está ligado a la
connotación popular de estar contento.
Hay un segundo impedimento relacionado con la
medición de la felicidad y relacionado con el primero y, es que
se da demasiada relevancia a la
satisfacción con la vida (que se mide a través del estado de ánimo alegre) la cual está muy relacionada, por tanto, con el
estado de ánimo.
Una tercera deficiencia, si puede llamarse así, es que el valor intrínseco por el que las
personas eligen las cosas no lo explican por sí solo la emoción positiva,
la entrega y el sentido, necesita de otros parámetros.
La T. de la Felicidad es unidimensional: versa sobre sentirse bien y afirma que las
decisiones que tomamos en la vida son para maximizar como nos sentimos.
El mismo Martin Seligman
reconoce que la Teoría de la felicidad
fracasa estrepitosamente como única
explicación de nuestras decisiones, y ello lo grafica a través de un ejemplo:
“está demostrado que las parejas con hijos, son de media menos felices y están
menos satisfechas con la vida que aquellas que no los tienen”. Pero si la evolución tuviera que basarse en maximizar la
felicidad, la raza humana habría desaparecido hace mucho tiempo”.
Queda claro que los seres
humanos nos engañamos enormemente acerca
del nivel de satisfacción con la vida que nos aportarían los hijos, o quizás
resulta que utilizamos otro tipo de medida que nos lleva a reproducirnos.
Además, si la felicidad personal futura fuera nuestro
único objetivo, dejaríamos a nuestros padres ancianos sobre témpanos de hielo
para que muriesen (M. Seligman).
Si tomásemos la Teoría de
la Felicidad únicamente como guía para la vida no solo entraríamos en un nuevo monismo (las decisiones que tomamos en
la vida son para maximizar como nos sentimos), sino que además entraríamos en
conflicto con los hechos resultantes por una mala guía moral (dejar morir a
nuestros padres).
La
felicidad es una cosa real, una entidad que puede medirse
directamente (a través de la emoción positiva, de la entrega y del sentido),
dando una medida de la satisfacción con
la vida, pero a la vez intenta captar algo que en las personas es difícil
de medir porque es intangible.
El elemento básico de una
Teoría debe ser algo que capte además eso intangible.
Se necesita una teoría
más completa que especifique con detalle
los elementos de las decisiones de las personas, es decir, el valor intrínseco de las cosas y
elecciones.
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