MISCELÁNEO XXXVIII. VIVIR LAS EMOCIONES
VIVIR LAS EMOCIONES
Por Beatriz Santos dieguez
Durante
mucho tiempo, el que transcurre desde el
inicio de la Edad Moderna hasta hace unas décadas, las Emociones han estado apartadas del objeto de estudio, por
considerárselas, más que
irrelevantes, dificultadoras de los procesos racionales.
Sin
desestimar el gran valor de lo que en ella (Edad Moderna) ha surgido, como es el magnífico empuje de las artes que se da en El
Renacimiento, (movimiento de transición entre la Edad Media y la Edad Moderna con sus grandes figuras, ), el humanismo o la Ilustración, son las ciencias en su vertiente de teorizaciones y fabricación de nuevos
instrumentos la que está a la cabeza de todo.
En
contraposición a ello, la Emoción
perturba la Razón, por lo que conviene dejarla a un lado y apartarla de todo
proceso que aparezca en la búsqueda de lo científicamente demostrable.
De
unas décadas a nuestros días las
Emociones vuelven a tener el lugar que se merecen y que siempre habían
tenido: El hombre vive con y en las emociones. Estar vivo es estar y sentirse
emocionado.
El
hombre es un ser emocional.
El
ser consciente de ello y trabajar en pos del equilibrio de las mismas favorece
el resto de facetas en las que las personas vivimos y estamos.
El
equilibro emocional requiere y
amerita de la regulación.
Que
es la regulación emocional?
No
se trata de controlar la emoción, ni de esconderla, negarla, manipularla o reprimirla, ya que todo
ello nos avocaría a consecuencias que
tendríamos que afrontar en algún momento (antes o después) de otra manera, tal
vez en forma de angustia, de depresión, de malestares físicos, incluso de enfermedades.
La
regulación emocional consiste en dar
a las emociones su justa medida, para lo
cual es necesario, primero percibirlas
(darnos cuenta que está ahí esa emoción en ese momento determinado), lo segundo es entrar en ella para
comprender lo que nos quiere decir, y lo tercero transitarla.
Transitar
implica aceptar.
Cuando
llegamos a la aceptación podemos regular la emoción. Aceptar implica dar la bienvenida a la emoción sea esta agradable o
desagradable.
Aprender
a regular las emociones nos va a permitir saber qué hacer para estar mejor.
La
gran ventaja que proporciona la
regulación de nuestras emociones es la salud, tanto física como psicológica y emocional, ya que nos va a permitir la integración de actuar en función de cómo sentimos y pensamos.Las
emociones se van a manifestar en muchas ocasiones a través del cuerpo, produciendo en este sensaciones que nos van a hablar de
lo que está pasando. En otras ocasiones los
pensamientos van a tener la clave, pero en ambos (cuerpo-pensamientos), la
expresión es patente aunque requiere un
entrenamiento, como cualquier otra habilidad que tratemos de adquirir.
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