Mindfulness XVI: El alcoholismo. Trastornos asociados
Mindfulness XVI
Por Beatriz Santos
EL ALCOHOLISMO: TRASTORNOS ASOCIADOS
Al tratar el tema del alcoholismo en el post XIII de esta misma línea, ya se informó de que a pesar de estar legalizado, el consumo de alcohol junto al tabaco es una de las drogas que más problemas de toda índole causa. A ello le añadimos que la generalización de su consumo en los últimos años ha facilitado que entre los jóvenes este problema surja más rápidamente, encontrándose frecuentemente dicho problema en la clínica, bien solo o bien añadido a otros trastornos.
Véase este artículo: http://sevilla.abc.es/andalucia/cordoba/20140630/sevp-alcoholismo-fermentado-20140630.html
El consumo del alcohol está muy arraigado en nuestra cultura, porque aparentemente cumple muchas funciones[1].
En este video podéis ver los efectos del alcohol en el cuerpo humano:
Debido a esta creencia, el alcohol se consume frecuentemente a diario
o esporádicamente, acarreando a un gran número de personas graves problemas,
tanto en el ámbito laboral, como psicológico y psiquiátrico, familiar social
y físico.
A nivel laboral, el consumo abusivo
de alcohol acarrea accidentabilidad, absentismo, menor rendimiento,
problemática en el grupo de trabajo, cargas sociales,
inadecuación-inadaptación, mortalidad y suicidio en trabajadores.
Dentro de la problemática
psiquiátrica y psicológica se han estudiado las repercusiones a nivel
familiar y en las relaciones familiares, el estrés, la personalidad previa del
alcohólico, etc, a lo que habría que añadir la intervención psicológica y
psiquiátrica necesaria para que abandonen la bebida.
La Depresión suele ser un trastorno frecuentemente unido al alcoholismo.
Esta pudo comenzar
antes del problema con el alcohol, o la ingestión del alcohol conduce a la
depresión. Aunque ambos casos son posibles, suele ser más frecuente en personas de
mediana edad el primer caso, siendo nuestra cultura del alcohol un
modo de afrontamiento de los
problemas cotidianos, y en casos que se encuentran en la clínica el alcohol es
un modo de automedicación, o de autoengaño a corto plazo, de los problemas a
los que el sujeto no encuentra solución.
Es importante saber si la persona tiene o no
asociado un cuadro depresivo, ya que si no se le trata la depresión va a ser
difícil que deje de beber.
Con frecuencia es necesario realizar
una intervención paralela al tratamiento de la dependencia alcohólica de la
depresión, ya que ambos trastornos suelen ir asociados en un 55% , aproximadamente,
de los casos y al paciente depresivo puede resultarle muy difícil dejar de
beber.
El uso abusivo del alcohol durante un
periodo prolongado de tiempo estimula el sistema nervioso autónomo, causando, a
menudo síntomas de ansiedad severa.
El
manejo del estrés suele ser una de las partes importantes en el
tratamiento de un sujeto que abusa del alcohol.
Por lo referido en los párrafos
anteriores dentro de la aplicación del programa terapéutico, la
técnica Mindfulness es muy conveniente.
A nivel familiar es de
recibo destacar el que la familia del alcohólico sufre directamente las graves
consecuencias del alcohólico a través de relaciones conflictivas con la pareja,
agresividad en las relaciones familiares y las posibles repercusiones en los
hijos.
Una de las
consecuencias más graves que acarrea la dependencia del alcohol son los
problemas maritales que van desde malos tratos a la desorganización familiar, falta de dinero,
educación inadecuada de los hijos, etc.
De ahí que sea un problema que rebasa los
límites de la patología propiamente dicha, afectando a la vida social,
familiar y en muchos casos
transformándose en un grave problema de salud mental.
A nivel físico, el
consumo crónico de alcohol en cantidades relativamente elevadas, causa una
infinidad de alteraciones y patologías (afectando prácticamente a todos los tejidos)
entre las que se encuentran:
· El síndrome de wernicke-korsakoff, enfermedad producida por un déficit de tiamina, (la cual participa en el metabolismo de la glucosa cerebral). Caracterizado por alteraciones cognitivas, alteraciones del sistema visual, en las que se incluyen afectaciones retinianas, nistagmos, ptosis palpebral y parálisis del músculo recto ocular externo. Cuando no se trata convenientemente sobreviene la muerte del sujeto.
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síndrome de wernicke-korsakoff |
Aunque es típico de los alcohólicos
también se da cuando hay un déficit nutricional debido a una mala absorción de
los nutrientes (como es el caso de las anorexias).
· La demencia alcohólica. Causada por los efectos neurotóxicos del etanol, además de los producidos por la deficiencia de la tiamina. Afecta hasta un 50% de los alcohólicos y suele cursar con un deterioro cognitivo general manifestado como una pérdida de la capacidad de abstracción, de la concentración y de la planificación de la propia vida. Con frecuencia va acompañado de problemas de descoordinación motora y conducta antisocial.
· La degeneración cerebelosa alcohólica. Es una degeneración de la corteza cerebelosa. Afecta hasta el 50% de los alcohólicos. Es característica una ataxia del tronco y extremidades, que provoca alteraciones motoras que se reflejan en una marcha descoordinada. Hay además efectos sobre la temperatura corporal, el hígado, el sistema respiratorio, el circulatorio, los riñones, etc y en madres embarazadas conduce al síndrome del alcoholismo fetal de la descendencia.
· El síndrome de retirada alcohólica, del que hablamos(a nivel de síntomas) en el post XIII.Añadir que al conllevar un riesgo importante para la integridad física de los sujetos es conveniente mantener al paciente, lo antes posible, en condiciones en las que las vías aéreas estén libres, controlar las funciones cardiovasculares y respiratorias, administrar fluidos glucosa y vitamina B2 y suplir las deficiencias de potasio, magnesio y calcio.
Si el paciente
supera la sintomatología del síndrome de abstinencia y la desintoxicación, el
tratamiento de mantenimiento de la abstinencia requiere de tratamiento psicológico
acompañado en ocasiones de fármacos como el disulfirám (no es una
cura para el alcoholismo, pero disminuye la necesidad de beber) o cianamida
cálcica, para fomentar la aversión al alcohol en caso de nueva ingesta
debido a que aumenta los niveles de acetaldehído (metabolito hepático
del etanol y principal factor para la aparición de la resaca alcohólica y el
rubor facial).
En el tratamiento del deseo intenso por
la droga puede servir ansiolíticos como las benzodiacepinas,
Igualmente recientemente se ha comercializado el acamprosanto[1]
(calcio homosuccinato de taurina), un fármaco que parece actuar modulando la
neurotransmisión glutamatérgica, reduciéndola a través de su interacción con
los receptores de NMDA (receptor inotrópico de glutamato, un neurotransmisor que
actúa como componente prioritario en a plasticidad neuronal y memoria).
El alcohol que bebemos (etanol) se
transforma en grasa en la parte abdominal del cuerpo, provocando la obesidad en
el abdomen de las personas que le consumen.
[1]
Psicotrópica, terapéutica, alimentaria, como fuente de calorías para el
esfuerzo laboral, como mecanismo de cohesión, integración y estructuración
cultural, como mecanismo de control social, como instrumento de identificación
y diferenciación cultural y/o social, como mecanismo de transgresiones
estructurales, como mecanismo de adaptación en situaciones de cambio, como
mecanismo de solución al tiempo vacío social y/o individual, y con mecanismo
casi irremplazable de sociabilidad (Di Pardo; 1993)
[2] Fármaco de
acción central, desarrollado para el mantenimiento de la abstinencia, dentro
del tratamiento del marco multidiciplinar del paciente alcohólico.
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