Línea Psicodinámica VII: Nicolás Caparrós y la teoría analítico-vincular
Línea
psicodinámica VII
Nicolás Caparrós y la teoría analítico-vincular
Por Beatriz Santos
Apego, vínculo, relaciones Objetales:
Tres conceptos unidos por una misma línea. La Psicodinámica, el Psicoanálisis en la actualidad.
Cuando en el
primer post de esta línea mostraba estos conceptos tenía la imagen de una
trenza, con sus tres matas de pelo que la van formando hasta conseguir el
peinado artístico cuyo resultado nos aparece fascinante como producto de un
incansable ir y venir por los
vericuetos del mismo cauce.
Tres conceptos
que hablan de lo mismo, que se entrecruzan y que a su vez, la cantidad, el peso,
varía según desde donde se mire.
Cuando hablamos
de Apego nos referimos más que a la
cantidad a la calidad de una relación,
tan importante como imprescindible. Pero ya en sus comienzos, la teoría
del Apego nos habla del vínculo
y realmente el vínculo es consustancial al apego.
Las relaciones de Objeto se refieren a
las relaciones de apego en el vínculo, vinculo o vínculos primario/s.
Todos estos
conceptos nos trasladan irremediablemente a la relación que el bebé, en sus
primeros tiempos va a tener con su o sus figuras de apego: ello constituye, sin
más, un vínculo, que posteriormente servirá de modelo a otros vínculos. Sin que
esto sea irreparable en el devenir continúo, marcará los vínculos posteriores.
Hemos visto cómo
comienza su andadura la teoría del Apego y nos hemos ido deslizado por ella con
la curiosidad que nos suscita, exponiendo algunos de sus conceptos
fundamentales, hablando de su fundador y de su principal divulgador en el
momento actual.
En este post voy
a comenzar a hablar de la segunda mata de
la trenza, la Teoría Analítico
Vincular. Podía haber sido la primera o la tercera, pero en este caso, el
orden de los factores no altera el producto, porque todos salen de la misma
fábrica, aunque de departamentos distintos.
Mi ligazón a ella va más allá de la teoría.
En la actualidad
participo en los talleres de formación continuada que se imparten en Imago Clínica psicoanalítica, coordinados por Isabel
Sanfeliu, en los que un grupo de profesionales de la salud trabajamos
distintos temas relacionados con el psicoanálisis, el grupo, la sociedad y
otros, que más tarde son objeto de publicación en revistas científicas y
llevados a los congresos que bianualmente organiza SEGPA (Sociedad Española para el desarrollo del grupo, la
psicoterapia y el psicoanálisis).
¿Cómo nace la Teoría Analítico Vincular?
Contestar a esta
pregunta nos lleva a la figura de Nicolás
Caparrós, Psiquiatra psicoanalista y mi supervisor de casos. Figura cuyo
amplio recorrido informa de los diversos
momentos por los que pasó, no solo a nivel personal y profesional sino también en los contextos de
la institución y la sociedad.
En la actualidad, con su compendio en cuatro
tomos del Viaje a la complejidad, en la que participan más de cien
autores de diversas disciplinas, es capaz de transmitirnos lo imprescindible de
la participación de las diversas ciencias para ahondar y conocer mejor el
alma humana en su relación con ella
y con todo lo creado. Y… en este viaje todo es necesario, cuando es
necesario y prescindible cuando nos supone una mochila de sinsabores que nos
lleva a ninguna parte.
Comenzaré a
hablar de Nicolás Caparrós acogiéndome
a una gráfica frase suya publicada el 11 de abril del 2013 para la exposición del modelo
analítico-vincular del grupo: Quizá sea la historia de este modelo, que se
confunde con la mía propia, una buena contribución a la panorámica actual de la
Historia de los Grupos en España.
Pero la Teoría
Analítico-Vincular no solo se basa y se aplica al grupo, aunque éste sea el
germen que posibilita toda una metodología basada en lo más profundo del psicoanálisis y en lo más
actual de la sociedad que el momento presente requiere y cuya estructura ha
bebido de dos fuentes fundamentales (Freud y Melanie Klein) con los avances y
necesidades que permiten comprender mejor al actor de este momento: el ser humano.
Comenzamos la
andadura.
Nicolás Caparrós comienza sus primeros quehaceres
grupales en el ámbito institucional formando parte
del movimiento
antipsiquiatrico.
El psicoanálisis en aquellos momentos tenía poca fuerza en España; la formación dinámica le llega en principio
a través de Inglaterra. En distintas ocasiones visita Londres, viajes en los
que afianza su formación analítica al tiempo que se aproxima a la rigurosa
labor que se desarrollaba con psicóticos
en Kingsley Hall, una de las
experiencias más radicales en el tratamiento de estos pacientes[1].
A su vuelta a España y con la experiencia adquirida en
Londres comienza terapias de grupo en el pabellón de hombres de Leganés, de
cuyos internos, por sus particulares características, poco se esperaba y sin
embargo fue posible la interacción en el grupo.
Su cabalgar por este territorio le hace desplazarse en 1969
a Roma para participar junto a Armando Bauleo, Marie Claire Booms, Hernán
Kesselman, Emilio Rodrigué y Berthold Rorschild, entre otros, en la fundación de Plataforma Internacional como respuesta menos monolítica a la Internacional de Psicoanálisis, sobre
todo en lo concerniente a la problemática social.
En el distrito Universitario del Madrid de principios de
los años setenta realiza una encuesta a 1800 estudiantes ávidos de apoyar
cualquier oposición a la regla vigente, para investigar opiniones y
comportamientos de los estudiantes en torno a la sexualidad, con el
objetivo clínico de subjetivar ciertos conflictos. La elaboración de la encuesta implica investigar el entorno social e ideológico de los
encuestados, lo cual acaba en una campaña de prensa nacional en contra
frente al apoyo masivo de sectores internacionales como la Sociedad
Psicoanalítica de Zurich, el New York Times o
Le Monde.
Crisis de la
familia, una de sus primeras obras, queda como reflejo testimonial de una etapa
histórica, donde psicoanálisis e ideología se dan la mano. Esta obra no puede
ser publicada en España hasta 1981 por problemas de la censura, a pesar de que
comienza a elaborarse mientras trabaja en Leganés y quedando finalizada en 1970.
En esta época Nicolás Caparrós está sumido en dos problemas,
por un lado le preocupa el abordaje fáctico de los trastornos mentales a
través de lo social y por otro el hecho de que la asistencia privada connotaba las características de la burguesía
frente a la asistencia pública que era intrínsecamente revolucionaria. El psicoanálisis
había de entenderse como práctica social, sin embargo recuerda su primera experiencia psicoanalítica como marginal y casi
clandestina, porque se adentró en él a través del enfermo.
Le abruma la burocracia existente en Leganés que resta
demasiado espacio a la clínica por lo que en 1972 deja el psiquiátrico y decide
darse un respiro atravesando el Océano para encontrarse en Argentina con su
primo Antonio Caparrós donde tras su calurosa acogida permanece hasta 1974.
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Pichón Rivière |
En el transcurso de estos dos año ejerce de profesor de
Psicología General en la facultad de Psicología, donde conoce a Enrique Pichón Rivière a través de Bauleo y Kesselman, a Marie Langer, Tato
Pavlovsky, Fernando Ulloa, Ángel Garma... todos ellos maestros y, en poco
tiempo, amigos entrañables. En el grupo, Pichon era siempre el observador que
parecía no observar nada, que daba la impresión de estar en otra y que al final
sorprendía con sintéticas y a la vez minuciosas observaciones.
Sus primeros trabajos teóricos y prácticos sobre el
grupo aparecen en una obra colectiva Psicología y Sociología de grupo
(aparece en 1975), cuyos participantes, entre otros, fueron
Armando Bauleo, Antonio Caparrós y Susana López Ornat, en la cual se matizan
determinados conceptos de Pichón como
el emergente
y la relación entre manifiesto y latente.
Su vuelta a Madrid en 1974, coincide con el abandono
forzoso que muchos argentinos se vieron obligados a realizar y es Nicolás
quien les acoge ahora, realizando
grupos, seminarios e intensivas con varios equipos terapéuticos. El invierno de
este año, con un grupo de alumnos funda el Grupo Quipú de psicoterapia, a
cuyo frente estuvo durante veinticuatro años y donde el grupo terapéutico
siempre fue un encuadre privilegiado.
En 1998 una fuerte
crisis institucional desencadena la escisión del grupo; tras el desencanto,
creó ese año Imago clínica psicoanalítica; instalado en principio con un
grupo reducido en la calle Oquendo durante tres años, para luego trasladarse a
Pintor Ribera donde continúa su práctica clínica y de formación.
Y es aquí donde se produce mi cruce con Imago
clínica Psicoanalítica.
En Posts siguientes seguiré adentrándome en los vericuetos
de esta fascinante andadura, cuya nomenclatura espero transcribir de forma
sencilla y comprensible, pues os advierto a los que no trabajéis con el psicoanálisis que es un apasionante viaje a través del tiempo,
donde el analista es como un arqueólogo del alma y las emociones, que dispone de
herramientas precisas para llegar al fondo de esa civilización que a todos nos
identifica de forma particular y única pero compartida, en la que en ocasiones
necesitamos de la ayuda de ese especialista para poder saber hacia dónde
dirigirnos sin dar demasiadas vueltas.
Es un viaje fascinante pero su teoría está basada en una
metodología cuyo uso se adquiere a través del estudio, por una parte y de la
práctica clínica por otro.
NOTA:
Gran parte de las notas biográficas han sido posibles a través de la lectura de
AUTORES DE REFERENCIA escrito por ISABEL SANFELIU, quien gentilmente me cedió,
y dedicada a NICOLÁS CAPARROS: UNA VIDA APASIONADA.
[1] Texto
recogido de la biografía que ha realizado de él Isabel Sanfeliu.
POST CRONOLÓGICOS SOBRE LA LÍNEA
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