Psicogenealogía III. Salud:Abrir la propia biografía.

PSICOGENEALOGIA
SALUD: ABRIR LA PROPIA BIOGRAFÍA

Por Beatriz Santos Dieguez

Conocer la propia historia, relacionar hechos y situaciones vividos por nuestros mayores, darle sentido al lenguaje de los órganos cuando estalla el dolor, el estrés o la angustia; comprender desde una noción que integre el soma [1] al alma, son los resortes vitales para hacerse de la llave que descubre lo oculto en el sufrimiento. (Diana Paris)

Debajo de la “historia clínica” que nuestro médico de cabecera engorda con nuevos datos cada vez que lo visitamos y cuando nos solicita nuevas revisiones (nuevos controles), se agazapa otra historia: la que no se ve, no se advierte, no se narra.
El secreto acumulado generación tras generación,
La incapacidad para darse cuenta de lo evidente que se repite,
La necesidad de responder al guión de mi tribu,
La tranquilidad de estar siendo fiel a lo programado por mis mayores sepulta bajo capas de silencio el disparador de la dolencia.
Nuestro árbol genealógico nos condiciona de todas las maneras inimaginables. Influye en todos los aspectos y planos, desde el emocional (relación de pareja, amigos, hijos...), hasta el de la salud/enfermedad (que es el que en este post estamos tratando), pasando por el económico, el laboral, el creativo, incluso el sexual, porque como indica Gabriela Rodriguez (Discípula de Alejandro Jodorowsky) venimos de un árbol, y como hijos somos fruto de ese destino familiar y luego reproducimos lo mismo por inconsciencia, ya que en nuestra cultura occidental no valoramos las raíces, los antepasados. No sabemos las historias completas porque en todas las familias hay secretos.
 Hay mucho que desconocemos de nuestra familia, y esto, inconscientemente, se mueve detrás del escenario racional conduciéndonos en la vida.
No hay avatares ni logros que barran lo vivido individualmente y por nuestros mayores: el cuerpo lo inscribe y ahí se relee cada vez que nos apropiamos de aquella experiencia para actuar, cada vez que actualizamos un secreto.
Hablar es sanador.
 Nuestros médicos internos son la palabra y la memoria porque sanan los patrones heredados que nos atan a un destino aparentemente inamovible.
Toda biografía en términos de dolencia física o emocional,  guarda una unidad temática, se organiza como un texto novelado, escribe la historia ancestral y la personal: toxicomanías diversas, trastornos de la conducta alimentaria, estrés postraumático, vulnerabilidad psicosomática, órganos especialmente sensibles… Recaídas.
En realidad, la enfermedad cuenta una historia.
 La enfermedad es una historia que cuenta un episodio de una biografía.

Para la fisiología, una cicatriz es un nuevo tejido formado donde hubo desgarro. La cicatriz es una señal que nos está indicando que ahí hubo una herida o una incisión que tuvo que realizarse, pero que esta se cerró, cauterizó.
 Si impedimos que la herida se cierre o dejamos la incisión sin cerrar, esta seguirá sangrando.
La verdad cura y cauteriza.
SABER destraba el secreto que se expresa en el cuerpo o en las emociones y pone en marcha al sana­dor interno que todos tenemos. --> Cuando el secreto se desmonta deja emerger el lado sano que sabe curar el foco doliente.
DARSE CUENTA ES COMENZAR A DESVELAR LA TRAMPA Y ENCONTRAR LA SALIDA.

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[1] En neurología el soma o pericarion es el cuerpo celular de la neurona. Aquí nos estamos refiriendo a nuestro cuerpo. A  nuestro cuerpo físico.

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