PSICOGENEALOGÍA XXI. LA SOMBRA Y LA BIONEUROEMOCIÓN
LA SOMBRA Y LA BIONEUROEMOCIÓN
Por Beatriz Santos Dieguez
Lo primero en lo que hemos de hacer hincapié es que Bioneuroemoción, como su nombre indica, tiene tres patas completamente delineadas: la biológica, la neurológica y la emocional.
Estas tres patas, a su vez, están intrínsecamente relacionadas, y comprender de manera adecuada esta interrelación conlleva un conocimiento medianamente profundo de las materias individualmente, de su ensamblaje, y de su práctica en la clínica y en la vida individual. Si obviamos este principio básico todo puede resultar simple palabrería.
En este blog, dedicado
esencialmente a la psicología,
tratamos de tener en cuenta las otras patas que constituyen o posibilitan el
bienestar de la persona, pero evidentemente aporta un conocimiento más profundo
en su contenido esencial que es la
psicología.
Para llegar a Jung, hay que pasar obligatoriamente
por Freud, sin el cual, muchos de
los conceptos propuestos por él no hubiesen surgido, o lo hubiesen hecho de una
manera completamente diferente. Entonces, existe la posibilidad, al menos, de que el concepto Sombra en Bioneuroemoción
hubiese sido adoptado desde otra manera y quién sabe, si hasta de otro autor.
Una vez habiendo intentado
dejar claro que todo, y fundamentalmente la
ciencia (el método científico) tiene un recorrido accesible para aquellos
que creen en ella y en su método, vamos a pasar a lo que será el contenido de
hoy: La Sombra en la Bioneuroemoción.
En la psicología psicoanalítica de Carl Gustav Jung, la Sombra es el conjunto de rasgos y actitudes que reprimimos o ignoramos de nuestra personalidad. Es decir, son aspectos que no encajan con la imagen ideal que tenemos de nosotros mismos.
El concepto Sombra surge del hecho de que hay situaciones que nos desconciertan en los otros y obviamos en nosotros,
creándonos y creando serias situaciones problemáticas.
Todos, en mayor o menor
medida, tenemos una doble cara, una de ella con la que nos identificamos (por diversas
circunstancias a su vez, en las que hoy
no vamos a entrar), siendo esta la que mostramos al mundo en nuestro comportamiento,
y otra que ocultamos porque
inconscientemente no nos gusta, la rechazamos.
Es de suma importancia
tener en cuenta el término Inconsciente
(descubierto y estudiado por Freud inicialmente).
El “no ser conscientes de esta cara que rechazamos (la oculta) es lo que nos lleva a repetir una y otra vez patrones de conducta (situaciones) que nos arrastra al sufrimiento.
La Bioneuroemoción nos invita y nos ayuda a reconocer e integrar la propia sombra para encontrar nuestra plenitud.
Por eso en Bioneuroemoción se habla de Integrar la sombra para poder llegar a
lo que podemos llamar la paz interior.
Tarea nada fácil por otro lado, porque conectar con la sombra supone, en la
mayoría de los casos, reconectar con situaciones
con un alto contenido emocional. Por lo que en muchos casos, cuando los
síntomas nos acosan, buscar un profesional que nos acompañe en esa búsqueda
puede suponer el primer paso a dar.
Situaciones que en un
momento de nuestra vida nos supusieron un dolor enorme (sobre todo en la
infancia) y que manejamos entonces como pudimos, aplicadas en el momento actual
son inservibles.
Es decir, en un momento
dado ocurrió algo que nos causo mucho dolor, reaccionamos usando determinada
estrategia para adaptarnos al ambiente
en el que vivíamos, pero que contempladas
en el aquí y el ahora no sirven.
Sin embargo, estas situaciones siguen teniendo un efecto inconsciente en nuestro comportamiento, y nuestra forma de enfocar los acontecimientos.
Todos, proclamaba Carl Gustav Jung (y hoy también es un
principio fundamental en Bioneuroemoción)
tenemos nuestra Sombra, la cual
permanece conectada con la profundidad de nuestras emociones,
nuestra alma. Es esencial conectar con ella (la sombra) para conocernos. Una
manera de hacerlo es cambiar nuestro
diálogo interno y aprender a distinguir que cuando nos quejamos de algo de
alguien, nos estamos quejando de algo propio.
Integrar
la Sombra, apoyándonos en la definición de Carl Gustav Jung implica poder identificarla como el lugar de la psique donde se acumulan
todas las características que rechazamos de nosotros mismos, incluyendo
aspectos de nuestra personalidad que conscientemente negamos o reprimimos por considerarlos inaceptables y negativos por nosotros y por nuestro entorno (familia, sociedad, etc.) y cuyas características vemos
reflejadas en los demás.
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