MISCELÁNEO XX. CRECIMIENTO Y PROTECCIÓN
CRECIMIENTO Y PROTECCIÓN
En el post anterior estuve hablando sobre la ineficacia de nuestra civilización actual a
la hora de administrar los recursos que la naturaleza nos ha dado.
La sensación que tuve al escribir y publicarle fue
agridulce, pero era necesario hablar de ello si queremos cambiar el rumbo de
tal situación.

Tomar conciencia de la amenaza que supone destrozar el
planeta es necesario y ello ha comenzado a ser posible a través de lo se
denominan minorías creativas o
agentes activos de cambio que transforman las antiguas y obsoletas verdades
filosóficas en nuevas creencias culturales que resultan vitales.
Gracias a estas minorías creativas estamos comenzando a
conocer y, sobre todo, a desarrollar fuentes de energía renovables, productos
reciclables y un regreso a la agricultura ecológica.
También hemos hablado en otros post (concretamente en el nº
XVIII de esta misma línea) de los factores
necesarios para la supervivencia de cualquier forma de vida (desde las
bacterias a los seres humanos), entre las
que el
Crecimiento y la Protección forman parte de ella. Ambos consumen Energía (otro factor necesario para la supervivencia).
Cuando hablamos de
Energía interna nos referimos a la que generan los procesos vitales. Cuando
hablamos de Energía externa, nos
estamos refiriendo a la energía consumida por los organismos y que procede del
exterior de este (Recursos).
Consumir más de lo que se produce puede ser como mínimo desequilibrante.
Los fisiólogos afirman que la causa de la enfermedad y la
muerte es el desequilibrio en la distribución de la energía corporal.
Las funciones vitales
de un organismo pueden dividirse en las que apoyan el crecimiento, como la reproducción, y aquellas que proporcionan protección.
La energía que un
organismo gasta en protección no
obtiene beneficio alguno ya que cuando la naturaleza diseñó los sistemas (defensivos corporales) de protección no fueron ideados para ser
utilizados las 24 horas del día (como ocurre a menudo en gran parte de la
humanidad actual); mientras que la energía
utilizada en el crecimiento cosecha mucha más energía para el sistema.
Por tanto, si la necesidad de protección de un
individuo está desequilibrada y plagada de amenazas y miedos crónicos, los recursos de energía excesivos que se
requieren para la protección pondrán en peligro las reservas necesarias para
mantener la salud.
Esto mismo ocurre en las sociedades: el gasto desproporcionado que realizan en defensa (protección) ha desembocado en un
peligro para el crecimiento.
Dicho de otra manera: la tierra está constituida por siete mil millones de personas, y
nuestro cuerpo lo hacen posible cincuenta
(50) billones de células. Por tanto, podemos concluir hoy con lo ya dicho
en otras ocasiones: lo que sirve para la
célula, sirve para la humanidad. Tenemos la oportunidad de aprender de ellas y
del comportamiento de sus comunidades.
POSTS CRONOLÓGICOS
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