Mindfulness XXV: MDPV O DROGA CANIBAL

Mindfulness XXV: MDPV o droga caníbal

Por Beatriz Santos

MDPV O DROGA CANIBAL  (metilendioxipirovalerona)
Nunca debemos tomar una sustancia que no sepamos que es, porque tampoco podemos saber cuáles son sus efectos.

Venimos haciendo un repaso de aquellas sustancias que consumidas asiduamente producen ciertos cambios en nuestro cerebro y nuestro comportamiento que, a corto, medio y largo plazo, causan gran sufrimiento, tanto a quienes las consume como a quienes  están en su entorno:  ya sabéis que me estoy refiriendo a las drogas.

La descripción que vengo realizando de ellas y sus efectos, así como sus consecuencias, son conocidas por la mayoría, pero el propósito que me lleva a hablar de ellas está relacionado tanto con la concientización  como con la información que, en ocasiones, nos llega distorsionada, lo cual es un inconveniente a la hora de tomar medidas adecuadas, en caso de que así lo decidamos.

Hoy hablaré de la mal denominada Droga Caníbal, ya que no existe ningún caso documentado en toda la literatura científica mundial de canibalismo, como consecuencia de su consumo.

Se sabe muy poco de como esta sustancia interactúa en el cerebro y de cómo es metabolizada en el cuerpo, sin embargo, se la considera con un poderoso potencial adictivo que aumenta la tolerancia de los usuarios.

La Metilendioxipirovalerona o MDPV es una droga difícil de detectar. No puede ser olfateada por los perros rastreadores, ni  se hallan rastros de ella en los habituales análisis de orina, solo es posible su detección mediante cromatografía de gases y espectrometría de masas. Por esta razón  cuando comenzó a entrar en nuestro mercado se la denominó droga antidroga.

En Europa, solo en el Reino Unido y Dinamarca es reconocida como droga, en el resto no puede ser considerada como ilegal porque no está fiscalizada (controlada, vigilada), debido, como ya he adelantado, a su difícil detección.

Comienza a distribuirse camuflada como sustancia legal, como fertilizante, repelente de insectos o sales de baño (sus cristales blancos frecuentemente se parecen a productos de baño legales como las sales de Epsom, pero no tienen ninguna relación química con estas sales de baño). Para eludir la prohibición de narcóticos normalmente va empaquetada con la indicación de no apto para consumo humano.

 La forma de presentación más común es un polvo blanco, aunque también aparecen lotes de color gris y marrón claro.

La MDPV es desarrollada por primera vez en 1969, pero hasta el 2004  en que comienza a ser sintetizada como droga de diseño, se mantiene a la sombra. Las drogas sintéticas se  desarrollan para evitar caer bajo la incidencia de las leyes antinarcóticos.

Comienza a ser comercializada por Research Chemicals (RC) (sustancias químicas para investigación) en 2007, aunque en el 2005 ya se sabía de su consumo como sustancia recreativa.

Esta droga, publicitada como “sales de baño”, pertenece a la familia de las catinonas sintéticas. Estas son químicamente similares a las catinonas que se encuentran naturalmente en la planta Catha edulis (Khat), y se sintetizan por primera vez en la década de1920, manteniéndose en el olvido hasta que en la primera década de este siglo (XXI) químicos clandestinos comienzan a emplear drogas sintéticas, ya que los compuestos, usados en su “cocinado” eran legales.

En 2010 en Estados Unidos  comienzan a llegar reportes de esta sustancia a los centros toxicológicos, lo cual alerta a las autoridades. Se vendían en gasolineras y tiendas pequeñas en paquetes de 50 mg, lo cual permitía su obtención fácilmente,  teniendo sus propias marcas como Purple Wave, Cloud Nine o Zoom que se publicitaban por internet. En Europa se adquieren principalmente a través de páginas Webs y a través de los camellos.

En Canadá durante el 2012, el control de drogas sitúa al MDPV como una sustancia Clase I, según el Acta sobre drogas y sustancias controladas, situándola en la misma categoría que la heroína y la cocaína.

La MDPV es una droga psicoactiva con potentes efectos estimulantes que actúa como un potente inhibidor de la recaptación de noradrenalina y la dopamina. Su efecto estimulante, semejante a los de la cocaína, el metilfenidato y las anfetaminas es debido a la concentración de neurotransmisores monoamínicos como la dopamina, la serotonina y la norepinefrina en la sinapsis.

La MDPV puede inhalarse, fumarse, inyectarse y tomarse en forma de píldora.

La sensación agradable que su consumo produce desaparece rápidamente, por lo que se tiende a consumir de manera repetitiva para intentar mantener esta sensación, siendo sus efectos secundarios muy intensos y desagradables. Esta característica (desaparición inmediata de las sensaciones agradables), produce Craving (del que hablaré algo más extensamente en otra ocasión) o impulso a seguir consumiendo.

Su consumo puede producir, entre otros síntomas, cefaleas, nauseas, dedos fríos, ataques cardiacos, insuficiencia hepática, deshidratación, rotura del tejido muscular esquelético, confusión mental y desorientación, fiebres altísimas que degeneren en una insuficiencia renal o fallos en otros órganos, aceleración del ritmo cardíaco, aumento de la presión sanguínea y un intenso calor interno que provocan que las personas se desnuden.

Aparte de los efectos mencionados en el párrafo anterior son la fuerza descomunal y la enorme  disminución del umbral del dolor que esta droga produce, los que posiblemente hayan dado pie a la leyenda de que quien consume esta droga pueda transformarse en un caníbal.  La bajada del umbral del dolor  es la posible causa de la no reacción a la violencia física o a la advertencia de otros de usar la fuerza o incluso no reaccionar al recibir  disparos, por parte de los consumidores.

Esta leyenda de droga caníbal está apoyada por algunos episodios como la agresión con mordiscos en la cara a un indigente, ocurrida en Miami en 2012, o algún episodio ocurrido en Baleares, o el más recientemente ocurrido a un señor de mediana edad que se dirigió a la búsqueda y ayuda de lo que creyó un niño que resultó ser un hombre de unos veinte años el cual salió detrás de él gritando “te mato, te mato, no necesito ayuda porque soy un lobo al que nadie tiene que defender”, hasta que llegó la policía y lo redujo.

Es cierto que esta droga produce rabia homicida  que también puede desembocar en suicidio, pero ello es consustancial a casi todas las drogas, incluso las legales como el alcohol, debido a episodios psicóticos, en los que las alucinaciones que no son de “buen rollo” provocan paranoias sintiendo que les persiguen o quieren matarlos, y es posiblemente este el motivo por el que se defienden atacando, a todo el que se encuentran en su camino, dando patadas o mordiendo. Siendo esta una conducta, en la mayoría de los casos, propiciada por alguna enfermedad mental que el consumidor ya exhibía.

Aquí nos encontramos, por un lado, con un problema semejante al que ya mencionamos cuando hablamos de la metanfetamina, que al ser una droga relativamente barata junto con su vía de distribución  y venta la hace bastante asequible al consumidor y, por otra parte su difícil detección ayuda a un consumo fácil.

Me despido hoy de vosotros con una frase de John Lenon: “Las drogas me darán alas para volar, después me tiraran al suelo”



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