ADICCIONES XII. LA VIOLENCIA
LA VIOLENCIA
Por Beatriz Santos Dieguez
A pesar de tener a mano alternativas a la violencia para
resolver conflictos y evitar confrontaciones.
A pesar de los
grandes avances sociales, tecnológicos y de toda índole que hemos ido
conquistando, la Violencia sigue muy presente en nuestras sociedades.
En general, las personas violentas (o
que se jactan de serlo) tienen un bajo
concepto de sí mismos, no se valoran y se sienten inferiores a los demás,
especialmente a sus parejas. Por eso, la
fuerza física, la intimidación o infringir daño a los otros puede aumentar la
seguridad en sí mismos.
Existe también, un tipo de violencia que no tiene un destinatario o
daño concreto. Esta aparece de manera general y difusa, como pueden ser los
daños que se ocasionan en los bienes públicos durante una manifestación, la promulgación
de una ley que restringe las libertades, etc., y en la que, a menudo, no se identifican como actos violentos. Esta
es una violencia colectiva o social.
Hoy, voy a referirme al aspecto
compulsivo, sin entrar en las
consideraciones éticas, del
comportamiento violento, ya que es
este el que actúa como una droga.
Cuando coinciden la falta de recursos para gestionar conflictos y emociones
negativas con una baja autoestima, el recurso de la violencia puede ser la chispa que
prenda esa mezcla explosiva, sentando las bases para que la violencia funcione como una droga.

Es muy frecuente que las personas con
problemas de adicción a sustancias tengan un bajo nivel de autocontrol, que se
manifiesta en relaciones impulsivas, gritos, amenazas o violencia física como
respuesta al malestar.
En el momento en que la fuerza
y la intimidación se utilizan para mejorar
un estatus o lograr los objetivos, se puede seguir escalando en la violencia para continuar logrando recompensas. Y es
esta violencia reactiva para evitar el
malestar, la clave para que se convierta
en un comportamiento adictivo.
Si la experiencia (de la violencia en
cualquiera de sus formas) resulta satisfactoria y sirve para descargar la
energía negativa acumulada, es probable que se intente repetir cuando se den las mismas circunstancias, y si no
se dan, se provocarán. De esta manera, se refuerza el comportamiento violento y
se aprende que es útil en ciertas situaciones, favoreciendo su reincidencia.
La violencia, en
todas sus formas y manifestaciones, es
considerada por la Organización Mundial
de la Salud (O.M.S) como uno de los
principales problemas de salud pública a nivel mundial.
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